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JOSU FEIJOO | Primer diabético en subir al Everest, se prepara para viajar al espacio

"El éxito en la vida pasa por escuchar a quienes saben más que tú"

"En la cima del Everest se siente una paz infinitiva, no paré de llorar en cincuenta minutos"

Josu Feijoo. J. F.

Josu Feijoo (Vitoria, 1965) es el primer diabético del mundo en viajar al espacio, que ha conseguido escalar las Siete Cumbres y alcanzar andando el Polo Sur y el Polo Norte geográfico, completando así el Grand Slam, que son las seven summits más los tres polos. A los 23 años de edad fue diagnosticado con diabetes tipo 1, lo que le convirtió en un insulino-dependiente, algo que no le impediría alcanzar la cumbre del monte Everest el 18 de mayo de 2006 y convertirse en el primer hombre con diabetes capaz de llegar a la conocida como la cima del mundo. La suya se anuncia como una ponencia tremendamente inspiradora y motivadora.

- ¿Cómo vivió el momento en el que le comunicaron que tenía diabetes?

-Fue en un análisis rutinario, justo cuando tenía claros cuáles eran mis objetivos en la vida. Era montañero desde los 12 años y quería subir al Everest. También crecí viendo la guerra fría entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética por la carrera espacial y desde pequeño también tuve muy claro que algún día estaría en la Agencia Espacial Estadounidense. Pero me dijeron que tenía que empezar de cero. Entonces no había casi información sobre la diabetes.

- ¿Le frustró que justo en el momento que tenía más proyectos de vida le frenara la enfermedad?

-Se me hizo todo muy cuesta arriba al principio. Me dijeron que me olvidara de ser astronauta para siempre pero no hice caso y con un buen control me di cuenta de que todo es posible. El referente en los logros en el mundo de la diabetes soy yo. Soy muy trabajador y metódico, me gusta hacer pocas cosas pero complicadas.

- ¿Qué supuso para usted el reto de coronar el Everest?

-Lo normal es no subirlo, allí las muertes se cuentan por decenas pero la diabetes no es una excusa. Hay que tener un estado emocional muy fuerte. Ya quería hacerlo mucho antes del diagnóstico de la diabetes pero al final logré subir con algunos de los mejores alpinistas del mundo. No fue la diabetes lo que me motivó. Una persona puede lograr lo que se proponga, sólo hay que proponérselo.

- Una vez en la cima, ¿qué se siente?

-Lo normal es que la ascensión te lleve unos 42 días y yo lo hice en 31. Recomiendan estar arriba antes de las diez y media de la mañana y yo hice cima a las ocho y cuarto. Durante los cincuenta minutos que estuve arriba no paré de llorar, sentí una paz infinita porque era un sueño de infancia.

- ¿Qué aprendizaje recibió de esa experiencia?

-Cada uno debe buscar su Everest y no hay que abandonar el espíritu de Peter Pan. Cuando acabé mis cuatro cimas ya pensaba en la Agencia Espacial. Sólo hace falta motivación y trabajo. El 99% de las personas no sueña con subir al Everest o ser astronauta. Cada uno debe tener su propio sueño.

- ¿Cuál es su próximo sueño?

- Ir al espacio en los próximos diez o doce meses. Quiero ir a vivir a la Estación Espacial Internacional. Los rusos también me lo han propuesto.

- ¿Qué aporta la experiencia de un astronauta diabético en el congreso Glackma?

-Todos los participantes son gente estupenda. El equipo de Glackma realiza estudios de impacto climático muy importantes y, al principio, me dije: ¿qué pinto yo ahí, con divulgadores científicos? Cuando luego confirmaron su asistencia el capitán Alex Cornelissen, que ha participado en más de 25 campañas de Sea Shepherd, incluyendo cinco viajes a la Antártida para detener a los cazadores furtivos de ballenas japoneses o Matti Hemmi pensé: sólo tengo que sacar el Peter Pan que llevo dentro de mí y contar mi experiencia.

- ¿Qué le enseñó la zancadilla que le dio la vida?

-Cualquiera que haya pasado por un bache empresarial o anímico debe platearse lo mismo: ¿por qué no puedo salir de ello? Mi objetivo es meter una inyección de moral a la gente contándoles mi experiencia vital y explicando por qué he triunfado.

- ¿Cuál es su fórmula?

-En mis intervenciones suelo poner la fórmula de Einstein (la general y la específica, con una ecuación de cinco páginas de desarrollo), y después pongo mi propia ecuación, donde explico todas las variables de mi vida. A partir de ahí todo el mundo entiende cómo se puede llegar a ello.

- ¿Se ve jubilado?

-No pienso en ello. Me encuntro francamente bien. Voy a kárate con chavales que no me dejan atrás y entreno con mi hija de 14 años que es campeona en Rusia. Además, los fines de semana doy clases de surf. Tengo mucha vitalidad y mucho que aprender todavía, no me veo jubilado. En alta montaña me han enseñado los mejores del mundo y he aprendido que el éxito pasa por saber escuchar a quien sabe más que tú. En mi caso no lo he buscado, se dio así. Ha sido la casualidad. Siempre dicen que tengo mucha suerte pero también soy muy trabajador y, como dicen en la Nasa: todo por duplicado.

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