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Bolado: "Rosario de Acuña es, sin duda, una pionera del pensamiento feminista"

Un libro analiza las facetas intelectuales de la escritora, que vivió y murió en Gijón, y el Centro Dramático Nacional recupera su fértil figura

Xosé Bolado.

En cuatro años se cumplirá el centenario del fallecimiento de Rosario de Acuña en su casa gijonesa del Cervigón. El peligro de que su fecunda aportación intelectual, moral y literaria cayera en el olvido parece conjurado. Es más, su sobresaliente dimensión como escritora y pensadora no ha hecho más que revalorizarse desde hace doce años, cuando la editorial asturiana KRK publicó el primero de los tomos de sus "Obras reunidas". Una prueba es la renovada atención sobre un personaje aborrecido y perseguido con especial celo por la carcunda española, incluidos algunos conmilitones republicanos. Odiaban lo que pensaba, lo bien que lo escribía negro sobre blanco y, también, que fuera una mujer valiente, progresista, racionalista, masona... "La loca", decían de ella, igual que lo afirmaron de Rosalía de Castro, otra brillantísima mujer en las luchas, sensibilidades y conflictos de la segunda mitad del siglo XIX.

"Fue, sin duda, una pionera del pensamiento feminista", señaló ayer, 8 de marzo, Xosé Bolado. Muchas de las mujeres que se manifestaron en Asturias y en España por la igualdad ignoran quizás que tienen en Rosario de Acuña, madrileña de 1850 y gijonesa por avecindamiento, una de sus más inteligentes, intrépidas y contundentes precursoras. Una pensadora, escritora y periodista de muy primer nivel, segregada del canon por la persistente inquina que le manifestó el nacionalcatolicismo más trabucaire.

Pero su calidad intelectual y humana son irrebatibles, según defiende Bolado. El profesor y poeta, que fue quien preparó las "Obras reunidas" de la escritora y ha sido clave en el rescate de Rosario de Acuña para la cultura española, está de acuerdo con que el interés por la autora de "Rienzi el tribuno" o "El padre Juan" no ha hecho más que ensancharse en los últimos años. Dos ejemplos que convalidan esa opinión: el reciente "Rosario de Acuña (Hipatia, 1850, 1923)", editado por Abada con un muy acertado subtítulo, "Emoción y razón", y el montaje que el Centro Dramático Nacional acabar de dedicar a la pensadora.

En el volumen dedicado a "Hipatia" (Rosario de Acuña tomó para su quehacer masónico el nombre de la filósofa neoplatónica asesinada por una turba de feroces cristianos) escriben hispanistas como las catedráticas Christine Arkinstall y Solange Hibbs-Lissorgues; especialistas como el asturiano Macrino Fernández Riera y las profesoras Ana María Díaz Marcos y María José Lacalzada, además de Elena Hernández Sandoica. La catedrática de Historia de Contemporánea de la Complutense escribe una enjundiosa introducción en la que explica las facetas de una escritora total (teatro, ensayo, artículos, poesía) y una peripecia biográfica encabalgada entre la segunda mitad del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX.

Bolado, imprescindible siempre que se habla de Rosario de Acuña, completa esa nómina con una erudita reivindicación de las calidades líricas de la autora: "Tiene composiciones de circunstancias, pero escribió poemas magníficos y creo que los poetas populares de su época son peores; necesita una antología".

El profesor asturiano, residente en Madrid, hizo resaltar la polifacética riqueza literaria e intelectual de Rosario de Acuña: "Empieza a entrar en el canon (de la literatura y la cultura españolas) y el conocimiento de su figura se ha extendido mucho en los niveles académicos, aunque no sólo. Sabemos más de ella".

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