Bajo el retrato del Rey Felipe VI y enfundando la silla que ocupa Carmen Moriyón como presidenta del Pleno de Gijón luce desde ayer a las once de la mañana una camiseta con el lema "Para no perder el tren" y el logo de la Federación de Asociaciones de Vecinos. Una camiseta convertida en símbolo del encierro que protagonizan directivos vecinales para exigir a los gobiernos de España y de Asturias que comprometan una fecha concreta para la firma del convenio del plan de vías donde se incluye el desarrollo del ansiado proyecto de integración ferroviaria de la ciudad con una inversión estimada de 814 millones. A falta de esa buena nueva, el encierro continúa.

A la camiseta se unió con el paso de las horas una gran pancarta colgada en el balcón del Ayuntamiento y los directivos vecinales pasaron de encerrados mañaneros a noctámbulos tras decidir pasar la noche en la Casa Consistorial. La idea es que, si no cambian las cosas, se organice una manifestación para esta tarde a las puertas del Ayuntamiento.

La singular jornada municipal del uno de abril de 2019 había comenzado a las diez de la mañana con un pleno extraordinario para organizar las mesas electorales. Algo casi lúdico. Presidió la sesión Fernando Couto ante la ausencia de Carmen Moriyón con cita electoral en Oviedo en su calidad de candidata de Foro a la presidencia del Principado. De paso se aprobaron por unanimidad tres modificaciones presupuestarias de 2,6 millones para la Fundación de Servicios Sociales. En el público dos representantes de la plantilla del servicio de conservación viaria pidiendo la dimisión de Manuel Arrieta.

Pero todo esto quedó en el olvido cuando, Adrián Arias -presidente de la Federación de Vecinos y rodeado de una decena de compañeros con folios donde se podía leer el mensaje "!Pedro, firma ya¡" -tomaba la palabra y anunciaba el encierro de los vecinos porque "no podemos ni queremos esperar más. El Gobierno central y el regional no pueden seguir riéndose de esta ciudad. Hemos sido prudentes pero no queremos ser tontos. Ya que los grupos políticos han rechazado la propuesta de convertirse en Pleno permanente nosotros nos encerraremos hasta que se cumplen unos condicionantes fundamentales para la ciudad. Nuestro deber cívico es hacer esto, el futuro de Gijón nos obliga. Y también lo hacemos por respeto y en defensa de esta institución (por el Ayuntamiento)". El Ayuntamiento de Gijón es el único de los tres socios de Gijón al Norte que ha firmado ya el convenio del plan de vías.

El condicionante es que se les notificara por escrito la fecha de la firma del documento en el Consejo de Ministros y el Consejo de Gobierno regionla y "si esto es complejo que el señor consejero de Infraestructuras y la señora delegada del Gobierno vengan a este Pleno y nos expliquen los plazos ". Arias invitó a los grupos a quedarse. Todos los concejales abandonaron el salón plenario, excepto los de Xixón Sí Puede que ya habían con carteles del "¡Pedro , firma ya!"

A título personal estuvo en su asiento del salón de plenos el edil forista Esteban Aparicio cumpliendo lo que sería el horario de una habitual sesión de mañana y tarde. "Ya que os embarco no os voy a dejar solos", bromeó desde su asiento antes de asegurar que "el gobierno nacional se sigue riendo de nosotros y el regional no ayuda. Ya llevamos 17 años de retraso". Aparicio fue quien en una asamblea de la Plataforma en defensa del plan de vías sugirió que los concejales se podían conformar en Pleno permanente. La idea pareció tener buena acogida en ese ámbito pero nunca llegó a concretarse en la Junta de Portavoces entre las dudas del propio secretario municipal y el rechazo de algunos pplíticos.

Así que de la idea de ediles sentados en sus puestos se pasó a la imagen de vecinos comiendo bocadillos y organizando turnos de entrada y salida para no sobrecargar a nadie con horas de esfuerzo. Un giro en la historia que conllevó más de un disgusto. Algunos vecinos esperaban que más grupos políticos se hubieran quedado con ellos y entre los grupos la queja estaba en su ignorancia sobre el encierro vecinal y la suspicacia de que Xixón Sí Puede sí estaba al tanto. La imagen de la unidad de acción política y social en la que se había dejado ver tras la pancarta de la reivindicación ferroviaria quedaba resquebrajada y daba paso a reproches de tinte electoral.