Endurecer las condiciones de licencia de los negocios que se lucren con la venta de alcohol y las casas de juego, aumentar la separación entre este tipo de locales para "evitar los abusos" y anular el patrocinio municipal de marcas que promocionen el consumo de sustancias tóxicas. Estas son parte de las medidas incluidas en el nuevo plan de prevención de adicciones del Ayuntamiento de Gijón -aún pendiente de aprobación,- con el que se pretende, según la concejala Eva Illán, "crear un entorno urbano que no fomente el consumo" y proteger, sobre todo, a los más jóvenes.
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El futuro plan girará alrededor de cuatro ejes: la integración social y la reducción de riesgos, de la demanda y de la oferta. Este último apartado es el que incluye las medidas más novedosas como, además de las citadas arriba, eliminar la publicidad relacionada con el consumo de alcohol en el mobiliario urbano y evitar que la de los locales privados no sea visible desde el exterior si está a menos de 200 metros de un centro educativo, suprimir el apoyo municipal de eventos que promuevan la ingesta de alcohol, incrementar las intervenciones policiales en locales que permiten su consumo y garantizar que las casas de juego estén lo suficientemente separados entre sí. Se estudia también crear un grupo de trabajo con el sector hostelero para promover el consumo responsable y "la fiesta segura". "Buscamos crear una conciencia global y para eso tendremos que reunirnos con todos los hosteleros; necesitamos su apoyo", justifica Illán.
Regular la apertura de casas de apuestas y juegos ya salió a debate en la ciudad hace apenas unos días, cuando a petición del Partido Popular el Ayuntamiento compartió datos actualizados sobre la presencia de este tipo de negocios. Así se supo que entre 1990 y 2017 se concedieron 19 licencias de este tipo y que en los dos últimos años se tramitaron otras diez, de las que tres ya tienen permiso de apertura, seis licencia de obra y la otra está pendiente de recibirla pero ya tiene informes técnicos favorables. Los locales estarán ubicados, en principio, en la avenida de la Constitución, Menéndez Pelayo, Oriental, Doctor Aquilino Hurlé, Gregorio Marañón, Río de Oro, Manuel Llaneza, Adosinda, Magnus Blikstad y Maestro Amado Morán.
El objetivo de reducir la demanda de conductas adictivas viene incluido en el plan con decenas de propuestas, como crear un plan de absentismo escolar (Illán explica que, aunque este tipo de menores presentan un comportamiento "de casuística muy diversa", suelen ser "más vulnerables a la hora de caer en conductas no adecuadas"), así como desarrollar ponencias informativas en las los talleres públicos de empleo y realizar campañas sobre el consumo de alcohol y bebidas energéticas, entre otras.
Las ideas relacionadas con la reducción de riesgos incluyen talleres para mujeres adictas a los psicofármacos. "Es un peligro que llevamos detectando estos últimos años. La idea es poder formar a los profesionales para que en sus consultas sepan identificar posibles elementos de riesgo", completa Illán. La parte de integración social, por último, pasará por apoyar logística y económicamente a diversas asociaciones y albergues locales. En total, el Ayuntamiento piensa desembolsar 2.714.901 euros.
En la redacción del plan el Ayuntamiento de Gijón da por buenos los datos regionales que analizan el comportamiento de niños y adultos con encuestas bianuales. En ellas se recoge que el consumo de drogas ilegales, alcohol y tabaco es más común en hombres que en mujeres asturianas pero con una única excepción: los hipnosedantes. Esta sustancia pertenece al grupo de psicofármacos que el Ayuntamiento se propone aplacar.
La presencia del tabaco, por su parte, se mantiene estable (el 35% de gijoneses y asturianos fuman a diario y el 80% han dado una calada al menos una vez en su vida) y el alcohol aumenta ligeramente su impacto (el 10% de adultos y el 2.4% de menores entre 14 y 28 años en Asturias beben todos los días). Sube también el consumo de cannabis (más del 30% de la población ha probado esta droga y ya se registran casos de adicción severa, que roza el 1%). El dato más preocupante en cuanto al consumo de cannabis pertenece se refiere a los menores de edad: de media empiezan a fumarlo a los 14.8 años.