Empezó por poner algunos de sus recuerdos en orden, en el orden que las palabras requieren para dar un cierto sentido al hilo frágil del pasado. Y de ese ejercicio salió "Ahora que me acuerdo", un volumen de memorias que le publicó la editorial gijonesa Impronta en 2016. Desde entonces no ha dejado de publicar. Un año después dio a la estampa "El color de la tormenta", su primera novela. Y, ahora, acaba de llegar a las librerías "Visitas guiadas" (Delallama Editorial), un conjunto de relatos, microrrelatos y aforismos que su autor prefiere llamar "breverías". Y en algún cajón hay una obra de teatro terminada. "Me tientan todos los géneros literarios, la verdad", confiesa Juan Muñoz, profesor de Filosofía durante treinta años en el Instituto Jovellanos, centro del que también fue inquieto director.
Juan Muñoz ha hecho de la literatura, de la expresión literaria, algo así como la clase diaria que dejó de dar por imperativo legal. Nacido en Nueva de Llanes en 1953, licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, enseñante en Vigo y Ribadesella, donde además fue concejal de Cultura y teniente de alcalde por el PCE, tras las primeras elecciones democráticas, cuenta que sus inviernos se han convertido, entre las brumas de Tereñes, en travesía de ermitaño volcado en su escritura y en su "casina".
"Sí, me he convertido en un escritor de brumas", repite Juan Muñoz, quien relaciona el origen de "Visitas guiadas" con "El profesor", un relato que publicó en "Aldaba", la revista del Instituto Jovellanos que dirigió desde 1987 a 2012. "Me dijeron que tenía que seguir colaborando: nació así ese cuento", explica. Es uno de los textos que ha incluido en esta suma narrativa y de otras prosas, dividida en siete secciones. Ha dirigido, asimismo, publicaciones como "Nordeste" y "El Saltamontes", además de coordinar durante tres años el programa de RNE "Resaca de domingo". Un filósofo que discurre avisos como el que sigue: "Desconfía por igual del que siempre niega y del que siempre afirma".
Para Juan Muñoz, el hilván de los variados relatos que componen "Visitas guiadas" es el del "componente azaroso". "Es el azar el que va marcando la vida de los personajes: un ataque de tos en un concierto puede suponer un giro radical en la vida de alguien", hace resaltar. Y añade: "Mis relatos están marcados por esas cuestiones aleatorias; hay también cuestiones sociales, pero sin nada de moralina".
El escritor que convivía en silencio con el profesor de Filosofía admira a Kafka y, también, los finales abiertos de los cuentos de Cortázar. "Son como chispazos y al final, cuando los publicas", los dejas a su suerte", señala.
