Javier Ledo, el presunto asesino de la gijonesa Paz Fernández, aceptó ayer una condena de nueve meses de prisión por quebrantar una orden judicial que le prohibía comunicarse con otra mujer, la demandante, en enero del año pasado. La sentencia se había declarado como firme en mayo de 2017 por un delito de amenazas contra la afectada, que se saldó con una orden de alejamiento que le obligaba a guardar una distancia de 300 metros de la mujer y no ponerse en contacto con ella por ninguna otra vía durante dos años. La quebró apenas dos semanas antes de que los familiares de Fernández denunciasen su desaparición.

Ledo sabía desde abril de ese mismo año que no podía acercarse ni comunicarse con la demandante, pero Fiscalía registró dos incumplimientos, correspondientes a los días 23 y 31 de enero de 2018, en los que el detenido llamó y envió varios mensajes a su expareja, una vecina de Gijón. La acusación pedía diez meses de prisión por un delito continuado de quebrantamiento de condena que, ayer, se rebajó a nueve para poder llegar a un acuerdo. Ledo se reconoció culpable. Dos semanas después de quebrantarse esta orden, Paz Fernández, la gijonesa presuntamente asesinada por Ledo, desapareció de su domicilio de Navia.