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Nace la coalición de la cuchara

Trece sociedades gastronómicas de la ciudad se reunirán por primera vez para intercambiar recetas y promover el relevo generacional

Miembros de la sociedad gastronómica La Andecha, durante una de sus comidas. JUAN PLAZA

Dicen que las mejores ideas surgen alrededor de una mesa con abundante comida bien regada. Bajo esa premisa, trece sociedades gastronómicas gijonesas se reunirán el próximo 21 de febrero en el que será el primer encuentro de este tipo de entidades asociativas de la ciudad. "Queremos conocernos entre nosotros y, a su vez, darnos a conocer a la sociedad", explica el impulsor del proyecto, José Ramón González, presidente de La Boya. "Es una gran oportunidad para unir fuerzas y crear sinergias", añade.

En esta primera reunión, serán trece las sociedades que se junten a comer, pero confían en que su número crezca en los próximos años. Los organizadores confían en congregar a dos centenares de participantes. "Queremos darle visibilidad a lo que hacemos porque mucha gente cree que estas sociedades solo existen en el País Vasco", asegura González, que pone sobre la mesa algunas propuestas para la comida: hacer una bolsa común de compras para que los productos puedan salir más económicos, organizar viajes conjuntos para visitar bodegas e incluso dar a conocer a los cocineros con los que cuentan en algunas sociedades gastronómicas para que puedan colaborar con otras.

"¡No pensábamos que éramos tantas sociedades!", revela Cándido Cueto, presidente de La Andecha, una de las más antiguas, que explica que "es importante juntarnos todos e intercambiar ideas para no perder la tradición". Sobre todo, por el principal problema que aqueja a estas entidades: la falta de relevo generacional. "Se está dando en cierta medida, pero es insuficiente", asevera Cueto. "Hay que luchar entre todos para darle vida a este mundo, pero sin perder la tradición", añade.

"Aprender unos de otros para poder seguir con la tradición". Eso es, a ojos de Ramón Pichel, presidente de El Arbeyu -una de las sociedades más jóvenes por antigüedad y media de edad-, el objetivo del encuentro. "Tenemos que poner en común las situaciones del día a día y esas problemáticas de gestión que nos vamos encontrando para así intercambiar funcionamientos, operativos e incluso recetas", ahonda. El presidente de El Arbeyu entiende que, "si seguimos aislados, tenderemos a apagarnos". Aunque resalta que "últimamente resurgieron algunas de las más antiguas y aparecieron otras sociedades nuevas". Un crisol de entidades que favorece la diversidad: "Tenemos distintos conceptos, con cocinero o sin él, con sede fija o no, y todos son válidos y no excluyentes entre sí. Eso es lo más interesante". Por todo ello, llama a conciliar posturas para "ver hacia dónde evolucionar".

"Es una buena iniciativa para conocernos, hermanarnos y hacer patria local", enfatiza Ignacio Martínez, de Lagun Onak, la sociedad más antigua de la región. Y añade: "Ahora, cuando la vida social se va complicando cada día más, la gente busca intimidad y un ambiente distinto".

"Es más que gastronomía", destaca Fernando de la Hoz, presidente de Puente de Mando. Y valora que "las sociedades potencian la gastronomía, pero también las relaciones entre personas de muy distinta condición o ideología". Por ello, entiende que "tenemos que darnos a conocer para que haya relevo generacional y acometer las transformaciones necesarias para que no decaiga la tradición".

Así lo entiende también Tomás Lago, de El Chipirón. "Es una idea fabulosa que llevamos años maquinando", relata. "Ese es el objetivo número uno de las sociedades gastronómicas: unir a gente de distintos gremios para que charlen entre sí en todo tipo de conversaciones", concluye.

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