"Ha sido su vida desde los 18 años hasta ayer (por el domingo)". Con la voz entrecortada por la emoción, Óscar, el hijo de José Antonio Sesmilo, hizo ayer esta referencia a lo que era el trabajo portuario para su padre, tras expresar el agradecimiento de la familia a los compañeros de trabajo del fallecido.

Tanto él como su hermana y la viuda y madre de ambos estaban ayer rotos durante el acto religioso en el que los arroparon trabajadores y cargos de todos los estamentos portuarios, además de los amigos y otros familiares, a los que también agradeció el apoyo en unos momentos tan duros.

El acto religioso se celebró en el tanatorio Noega, tras lo que el cuerpo fue incinerado. El sacerdote que ofició, José Suárez Sánchez, señaló que "José Antonio llegó a puerto más pronto de lo que tenía que ser" y con sus palabras trató de consolar a los allegados por "una despedida trágica, por una muerte desgraciadamente de manera trágica en el trabajo".

Sesmilo, de 56 años, estaba a punto de jubilarse después de 38 como trabajador portuario en El Musel y, durante algún tiempo, en el puerto de Avilés. Muy querido en los ambientes portuarios, el acto de despedida en el tanatorio de Noega hizo ayer saltar las lágrimas a varios de los asistentes, entre ellos al presidente de El Musel, Laureano Lourido.