Todos los días, siendo Carnaval o no, la Asociación Gijonesa de Caridad da de comer en la sede de la Cocina Económica a cerca de 200 personas. Ayer, esos dos centenares de comensales, con escasos recursos, pudieron degustar un menú especial por el Antroxu compuesto por pote asturiano, chuletas de Sajonia y tartas variadas. "Lo único que buscamos es responder a las necesidades de la zona; hay muchas familias que no pasan de los 500 euros", apuntó el presidente de la asociación, Luis Torre, que aplaude la visibilización que adquiere la organización que dirige con el menú de Carnaval.

Un menú que no sería posible sin la colaboración de la delegación gijonesa de la Asociación de Hostelería y Turismo en Asturias (Otea), que desde hace cuatro años cede desinteresadamente los ingredientes para componer la fartura. Este año, la propuesta gastronómica incluyó pote asturiano, chuletas de sajonia y tartas variadas, mientras que en la cena hubo bollos preñaos y huevos cocidos. "Hacen una gran labor", aseguró Ricardo Álvarez, el presidente de la delegación gijonesa de Otea. A la preparación del menú asistió el concejal de Educación y Cultura, Alberto Ferrao. "Hay que tomar conciencia de lo que sucede en otras realidades", apuntó.

Los fogones de la Asociación Gijonesa de Caridad comenzaron a funcionar a pleno rendimiento desde primera hora de la mañana para que todo estuviese en su punto exacto. El olor a pote asturiano -gracias a los ingredientes donado- inundaba la Cocina Económica y servía para abrir el apetito. "No queremos que nos aplaudan, solo hacemos lo que podemos", concretó Torre, que lleva acumulando años de experiencia en la ayuda a las personas con pocos recursos. "La crisis económica nunca desapareció, aquí vienen chavales de 20 y señores de 70 con bastón", desveló Luis Torre antes de permitir a sus comensales diarios que también disfrutasen de la tradición gastronómica del Carnaval.