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Veinticinco años de museos arqueológicos: la obra que ha definido el pasado de la ciudad

Veinticinco años de museos arqueológicos: la obra que ha definido el pasado de la ciudad

El próximo viernes se cumple un cuarto de siglo de la apertura, con la muestra "Astures", del parque de la Campa Torres, las Termas y la muralla romana

Los primeros museos arqueológicos gijoneses, el de la Campa Torres y el de Termas Romanas de Campo Valdés, cumplirán un cuarto de siglo el próximo viernes 6. Estas dos instalaciones, junto con la recuperación de importantes restos de la muralla romana, en Cimadevilla, y la apertura doce años más tarde, en 2007, de Villa Romana de Veranes han permitido una definición más completa de los orígenes de Gijón. Y son prueba evidente, pese a las reticencias de algunos estudiosos, de que la romanización de la ciudad fue más intensa de lo que se ha venido reconociendo hasta hace no mucho tiempo.

Aquella inauguración del yacimiento arqueológico de la Campa Torres y del yacimiento museo de Termas Romanas de Campo Valdéz tuvo como marco la espléndida exposición "Astures", a cuya apertura acudió la reina Sofía. Era alcalde el fallecido Vicente Álvarez Areces, un político que dio un impulso definitivo a los planes para hacer de estos llamados "museos de sitio" polos de investigación del pasado gijonés y equipamientos de atractivo cultural y turístico. Los datos del último año prueban que son centros de interés: tuvieron el año pasado un total de 112.661 visitantes, excluida la muralla romana. Los restos de esta edificación pueden verse paseando por el barrio de Cimadevilla.

En un futuro próximo habrá que organizar los hallazgos que aparecieron bajo el edificio de la antigua Fábrica de Tabacos, también en el barrio alto. Con motivo de la puesta que se montó en el Museo del Ferrocarril de Asturias, en el verano de 2015, se dijo que era el segundo yacimiento de restos orgánicos de época romana más importante de la península ibérica. La importante superficie que hay aún sin excavar tanto en la Campa Torres como en Veranes pueden dar aún muchas sorpresas, según han coincidido en señalar algunos iunvestigadores.

Julián Jiménez, director de programas del área de museos arqueológicos de Gijón, explicó ayer que ese cuarto de siglo se celebrará con tres exposiciones. La primera tendrá como foco los soportes publicitarios urbanos, los llamados "mupis": "Podrán verse ahí (las imágenes de) veinticinco piezas arqueológicas seleccionadas; la idea es que se exhiban en los mupis del centro y los barrios de la ciudad".

La segunda muestra se hará en Centro Antiguo Instituto. El plantemiento pasa por mostrar, a través de una sucesión de informaciones y crónicas periodísticas relevantes, varias de LA NUEVA ESPAÑA, la importancia de los hallazgos arqueológicos, así como su catalogación y exhibición museística, en la formación de un conocimiento más preciso del pasado de la ciudad. Esta exposición se inaugurará el próximo 18 de mayo, fecha en la que se celebra el Día internacional de los Museos. La propuesta se completará con la proyección de un audiovisual en la sede de la Fundación Municipal de Cultura. Estos materiales podrán verse, posteriormente, en la red municipal de centros culturales.

Además, desde finales del próximo junio y durante todo el verano se montará una gran exposición en la sala grande del Antiguo Instituto sobre el valor del patrimonio arqueológico de la ciudad. Algunas publicaciones, como "El lenguaje de las piedras", de Francisco Cuesta Toribio y José Luis Maya, publicado en el año 2000, han hecho hincapié en la importantacia de algunos de esos hallazagos para definir con mayor rigor y amplitud la historia de Gijón.

Así, por ejemplo, el castro de la Campa de Torres reveló la existencia de una sociedad asentada en el lugar cinco siglos antes de convertirse en un poblado romano. Un espacio fundamental para el estudio de la protohistoria de Asturias. Este parque arqueológico situado en el cabo Torres ofrece, igualmente, un gran interés geológico, botánico y faunístico. Fue excavado por primera vez por Manuel Reguera, en 1783, a petición nada menos que de Jovellanos. En 1994 fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC).

La catedrática y arqueóloga Carmen Fernández-Ocha ha sido fundamental en la búsqueda y consolidación de este pasado gijonés. Por ejemplo, excavó de 1982 a 1992 la muralla romana. En 1997, la profesora asumió la dirección científica de estos trabajos en Gijón, incluidos los de la villa de Veranes, en Cenero.

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