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Bandera verde a los baños

Gijón trabaja contra reloj en la búsqueda de ideas para el uso lúdico de las playas, que el Gobierno abrirá el día 25 l Los socorristas temen "un caos"

Bandera verde a los baños

La reapertura del uso lúdico de las playas -y eso incluye los baños y tomar el sol- ya tiene fecha: será el próximo día 25 a juzgar por las nuevas directrices que ha dado a conocer el Ministerio de Sanidad para todos los municipios que pasen a la Fase 2, como presumiblemente será el caso de Gijón. Eso sí, son muchas las medidas de seguridad que se exigen y muchos los temas pendientes que acumula el Ayuntamiento para reabrir los arenales a estas nuevas prácticas. Los socorristas, que el viernes se concentraron en la Plaza Mayor exigiendo iniciar su actividad, temen que sea "un caos" y advierten que la bolsa de trabajo "se está quedando sin efectivos" para cubrir todos los puestos necesarios. Estas nuevas directrices incluyen la reapertura al público de las piscinas recreativas, por lo que hay doble reto para el gobierno local, que ya trabaja contra reloj. "Cuando haya información se dará", fue la respuesta ayer desde el Consistorio.

La primera directriz, y más evidente, es la de mantener una distancia mínima de seguridad de dos metros o, en su defecto, "medidas alternativas de protección física". En el primer caso, esa separación se llevará a cabo "mediante señales en el suelo limitando los espacios". Además, "todos los objetos personales, como las toallas, deben permanecer dentro de ese perímetro de seguridad" y "evitar el contacto con el resto de los usuarios". ¿Cómo se llevará eso a cabo en Gijón? Lo último que pronunció Ana González es que están en conversaciones con otros ayuntamientos y pensando en diferentes opciones, pero reconoció que aun no habían dado con la clave.

De encontrar esa fórmula parece más sencilla su aplicación en playas como Poniente y El Arbeyal, donde las oscilaciones de la marea son menos pronunciadas. ¿Pero qué ocurrirá, por ejemplo, con San Lorenzo y Estaño? Todos los gijoneses tienen en sus retinas la imagen del mar cubriendo los arenales, y desplazando a todos los usuarios hasta formar tumultos pegados contra el muro. O agolpados en las escaleras de acceso, algo que evidentemente es incompatible con las medidas de seguridad exigidas por Sanidad. Ese es uno de los temores de los socorristas, que temen que se den situaciones caóticas. "En cuanto se permita el acceso habrá un aluvión de usuarios, hay mucha gente sin trabajar y los niños sin colegio, reflexiona el socorrista Rubén Álvarez.

También se establece, tanto en playas como piscinas, la colocación de "cartelería visible o mensajes de megafonía" con las normas de higiene y prevención. Esos mensajes "deberán señalar la necesidad de abandonar la instalación ante cualquier síntoma compatible con el covid-19". El uso de las duchas, fuentes y vestuarios (en el caso de las piscinas) seguirá prohibido. Se entiende que por el mismo camino irán los tradicionales lavaderos de pies para quitar la arena. Quince personas será el máximo permitido en grupo.

Sin vigilantes

A esas normas se suma la ausencia de socorristas. "La bolsa de trabajo se está agotando y no va a haber suficientes para este verano salvo milagro universal; y tampoco hay tiempo para convocar nuevas plazas porque los plazos legales retrasan todo", advierte. La falta de personal no es el único problema: "no hay protocolos de actuación ni tampoco hay material ni prendas de protección; el verano pasado había seis trajes de neopreno con veinte años para todos (son 47 la plantilla), que nos los íbamos cambiando", recuerda Álvarez. Lo cierto es que en una semana volverán los chapuzones. El tiempo apremia.

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