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El padre del bebé de Nuevo Roces logra que le den el cadáver para enterrarlo

Daniel B. S., exonerado del crimen, tramita ya el sepelio de su hijo tras conseguir el permiso de la jueza, que prohíbe la incineración del cuerpo

Daniel B. S., junto a su abogado Ricardo González, a la salida del Palacio de Justicia tras ser exonerado del crimen. ÁNGEL GONZÁLEZ

El padre del bebé asesinado en Nuevo Roces, exonerado del crimen recientemente, podrá enterrar pronto a su hijo después de que la magistrada al frente del caso le diese permiso para ello, pero con la condición de que no incinere el cuerpo. Daniel B. S. inició ayer mismo los trámites con la funeraria para organizar el sepelio del recién nacido, asesinado presuntamente por su pareja sentimental, Silvia A. M., tras asestarle más de cincuenta puñaladas con un cuchillo de cocina en forma de sierra, tal y como desveló LA NUEVA ESPAÑA en noviembre del año pasado tras acceder a la autopsia. Las piezas de este crimen atroz, cuyo sumario también adelantó este diario el 19 de enero, están ya encajadas y solo falta que el archivo de la causa contra Daniel B. S., recurrido por la defensa de Silvia A. M., sea firme. A partir de ahí, será el turno para que las acusaciones y defensa califiquen estos hechos antes de decretar la apertura de juicio oral. Cualquier petición distinta a la prisión permanente revisable para la madre del bebé será una quimera.

Mientras que Daniel B. S., entonces de 27 años, prepara ahora el entierro de su hijo, su expareja, Silvia A. M., de 28 años, hace lo propio con su defensa para enfrentarse al jurado popular que decidirá sobre su destino. Lleva en prisión preventiva desde el 24 de septiembre, cuando fue detenida en el piso de la calle Jenaro Suárez Prendes, situado justo en frente del contenedor donde tiró el cadáver del bebé tras dar a luz. A él le arrestaron en su puesto de trabajo minutos antes. Desde entonces, la madre biológica del bebé ha dado dos versiones de lo ocurrido muy distintas. En la primera exculpaba a su novio y en la segunda le responsabilizaba directamente de haberse llevado al crío -dijo que seguía vivo- y que si calló fue por miedo a la reacción de su pareja. Esa última versión, tal y como figuraba en el informe del equipo psicosocial, nunca resultó creíble para nadie.

No obstante, aunque ahora ella lo niega, al folio 543 de la causa, consta en el informe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) que ella, "en manifestación espontánea", indica a los agentes "que lo acuchilló en varias ocasiones con un cuchillo de madera". Frase que viene subrayada por los propios investigadores, que resolvieron el caso en 53 días. No aparece en cambio en el sumario que ese arma se localizase ni incorporase como prueba a la causa.

La gran misión de la investigación era discernir si el crimen lo había cometido uno de ellos o ambos. Las claves, de cara a la futura condena, están en los dispositivos electrónicos que se llevaron del piso tras el registro correspondiente. Tres teléfonos móviles, dos ipad y un ordenador. Las búsquedas en el ipad de Silvia A. M. no dejaban dudas pues, había visto 1.002 vídeos, la mayoría relacionados con el parto, como parir sin ayuda o el problema de las contracciones. Eso sí, mantuvo oculto su embarazo a todos, incluido a él.

La otra clave, a juzgar por las conclusiones que hizo públicas la jueza hace un par de semanas -y ya desarrolladas en su día por este periódico-, es el momento del parto y las horas siguientes. Era el día 1 de agosto, Daniel B. S. se había ido a trabajar. Silvia A. M. dio a luz encima de la cama. "Intenté darle el pecho, pero no succionaba", declaró ante la jueza. Luego lo envolvió en toallas -encontradas también en el contenedor de basura y claves para investigación policial- y le asestó más de cincuenta puñaladas. La imagen del cadáver es aterradora. A las 14.55 horas, consta la búsqueda de "cuánto se tarda en morir por hemorragia". El niño, revela la autopsia, murió desangrado. Luego eligió una mochila de su novio para meter al bebé y tirarlo a la basura. En el cadáver había pelos humanos, que el ADN confirmó que pertenecían a ambos progenitores hace solo unas semanas, la última prueba del caso.

Limpieza de la sangre

Limpieza de la sangreSilvia A. M. preparó entonces la excusa a tanta sangre, que había hasta en las paredes del piso. Le mandó un mensaje a Daniel diciéndole que había sangrado mucho por un quiste y que "comprase compresas". De hecho, fue él quien limpió todo. El colchón, con una manguera en la terraza de casa. Todo quedó ahí. Al día siguiente, ella se levantó a prepararle el desayuno porque el cumpleaños de Daniel, que también celebraron con la familia y amigos antes de irse a Valencia y Alicante de vacaciones. Ninguno comentó nada de ese supuesto quiste, que ya le había pasado antes.

El tercer pilar del caso está en el examen psicosocial de ambos progenitores. Tal y como avanzó este diario, los peritos del Juzgado dieron siempre credibilidad al relato de Daniel B. S., que desconocía que estuviese embarazada. Eso sí, ante la UDEV, según dice su informe, "sospechó cuando se enteró del hallazgo del cadáver". En cambio, los forenses afirmaron que Silvia A. M. sufría "un trastorno antisocial de la personalidad", pero consciente en todo momento de lo que hacía.

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