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Un cuarto de siglo de un evento histórico

El grandonismo de los "Rolling"

Un millar de personas montó una romería frente al hotel de las estrellas del rock antes del concierto, para el que se habilitaron 60.000 plazas de aparcamiento

Los componentes de los "Rolling" se bajan de su avión a su llegada al aeropuerto de Asturias.

Si hay un género musical que se preste a los excesos ese es el rock. Y eso fue precisamente el concierto que los "Rolling Stones" ofrecieron en El Molinón el 22 de julio de 1995, hace un cuarto de siglo. Todo lo que rodeó el paso de sus Satánicas Majestades por Asturias fue grande. Gigantesco. Como nunca más se ha visto.

Jagger y compañía, tras su llegada al aeropuerto de Asturias el 21 de julio, una noche antes de su concierto en El Molinón, cenó con los condes de Revillagigedo en el palacio de Deva. Fue el paso previo a encaminarse a su hotel, el Begoña Park, donde le esperaba una comitiva de casi mil seguidores que se montaron toda una romería en torno al cuartel general de los "Rolling". Desde un chalet cercano se brindó una colaboración indispensable para la fiesta. Con un potente equipo de megafonía se pasaban canciones de Jagger y compañía. No hubo ni un solo incidente. Solo una falsa alarma, cuando un autobús con los cristales tintados se posicionó frente el hotel.

Ya el día del concierto, Mick Jagger cenó merluza en La Pondala, de Somió. Almorzó con su mujer, la modelo Jerry Hall y su hija. Tuvo la primera planta reservada para él. Tres guardaespaldas cerraban el paso a los curiosos y solo un camarero atendió a la mesa del mito del rock. Ya por la tarde, Hall se dio un baño en la playa de España, en Quintes, donde los bañistas se quedaron muy sorprendidos al ver sus guardaespaldas trajeados en la arena. El concierto arrancó pasadas las 22.30 horas y para el mismo se habilitaron 60.000 plazas en los alrededores de El Molinón, todas ellas gratis.

Un ejército, para velar por la seguridad de 45.000 almas

Eran exactamente las 22.40 horas cuando arrancó el concierto de los "Rolling Stones" con la canción "Not Fade Away". Sin embargo, las puertas de El Molinón se abrieron a las 18.00 horas y los 45.000 espectadores entraron de uno en uno, tras hacer colas kilométricas. El operativo de seguridad fue mastodóntico. Participaron en él 650 personas, con un helicóptero, seis ambulancias y tres camiones de bomberos para velar que todo saliera como salió. O sea, perfecto.

Salvamento nocturno en San Lorenzo

El concierto de los "Rolling Stones" fue histórico. Y no solo musicalmente. La actuación cambió Gijón, que fue el campo de pruebas de iniciativas curiosas como un servicio de salvamento nocturno para evitar cualquier incidente tras la actuación. La dotación la compusieron cuatro socorristas, una embarcación y un sistema de cañones de luz para alumbrar a los muchos bañistas, que, tras el éxtasis musical, se refrescaron en la playa.

Los dioses "stonianos", amables con sus fieles en el Paraíso

Los "Rolling" llegaron a Asturias por aire. Desembarcaron el viernes, 21 de julio, en la terminal de Santiago del Monte, a las 20.00 horas. Viajaron en un Boeing 727, con capacidad para 150 personas, llamado "Viscount". El séquito de Jagger y compañía era populoso. A los "Rolling" les acompañaban 55 personas. A su llegada, centenares de aficionados querían ver de cerca a los músicos, elevados casi a la categoría de dioses. Unos dioses amables. Saludaron varias veces.

"The Black Crowes", unos teloneros de lujo y polémicos

El grupo "The Black Crowes" fue el elegido para ejercer la complicada tarea de ser los teloneros de los "Rolling Stones". Por aquel entonces, estaban en el ojo de la polémica ya que el Metro de Madrid rechazó promocionar el disco que sacaron en 1995 por mostrar en su portada un pubis cubierto por un tanga con la bandera de los Estados Unidos. Su firme defensa de la legalización de la marihuana les valió más de un problema legal. Musicalmente, estuvieron a la altura.

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