Nuevo golpe al tráfico de drogas en Gijón. Esta vez ha sido en un piso de la parroquia de Tremañes donde la Policía ha desmantelado una amplia y sofisticada plantación de marihuana que cultivaba un gijonés de 39 años con antecedentes por delitos contra la salud pública y que habían montado toda la instalación en un piso de la familia tras el confinamiento por la pandemia sanitaria. Este individuo, ya detenido, también había manipulado el suministro de electricidad para mantener las plantas, y es por ello que la investigación policial -bautizada como "operación Picota"- sigue abierta para cuantificar la defraudación del fluido eléctrico, que podría superar los 5.000 euros, según las primeras pesquisas.

Los agentes del Grupo de Estupefacientes (de la Brigada de Policía Judicial) recibieron diversas informaciones de los vecinos de la zona alertando del olor a marihuana proveniente de una de las casas. Cabe señalar que el pasado año la Policía desmanteló 45 puntos de venta de droga en Gijón, muchos gracias a denuncias anónimas.

En esta ocasión, las pistas ofrecidas iban en la línea correcta. La primera certeza que se encontraron en el lugar fue la manipulación del suministro eléctrico en el chalé señalado por los vecinos con el objetivo de ocultar el elevado consumo y la excesiva potencia a la compañía eléctrica. A la instalación para el cuidado de las plantas, como luego pudieron comprobar, no le faltaba detalle. Ventiladores, transformadores de luz y humidificadores para un correcto cultivo de la mercancía.

La vigilancia sobre el inmueble permitió poner nombre y apellidos al sospechoso, un hombre de 39 años, vecino de Gijón, y ya fichado por la Policía, que después del estado de alarma se había instalado en la casa de un familiar que ya no vivía en ese inmueble. Su objetivo era estar cerca de la plantación y dedicarse en exclusividad a las tareas de montaje de la instalación y supervisar las instalaciones eléctricas, según explican desde la Comisaría de El Natahoyo. Toda la vivienda

Con la certeza de que en la vivienda estaba acondicionada para el cultivo, procedieron a la entrada y registro de todas las dependencias. Tres de las habitaciones, describen fuentes policiales, estaban vacías de muebles y en su lugar había ventiladores, transformadores de luz y humidificadores para las plantas de marihuana. Otra de las dependencias estaba en plena transformación para convertirse en un invernadero. La quinta y última era el habitáculo elegido para secar, curar y almacenar los cogollos de marihuana. Eso sí, la plantación de este individuo "estaba en proceso de montaje y aun faltaban un par de meses para estar a pleno rendimiento de producción", confirman desde la Comisaría de El Natahoyo.

La intervención permitió incautar 72 plantas de marihuana y otros 200 tiestos grandes para plantas de crecimiento avanzado. También sacos de tierra, garrafas de fertilizante y restos de plantas en proceso de putrefacción. La nueva cosecha, según los cálculos de los agentes, estaba compuesta por 250 plantas en floración. Además, el invernadero neutralizado podría producir hasta cuatro cosechas en doce meses, lo que supondría un rendimiento de 500 kilos de marihuana al año.