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Ocho horas de angustia por un padre

"Doy las gracias a la Policía", afirma el hijo del hombre con alzhéimer hallado en Tremañes tras una intensa búsqueda

Por la izquierda, Javier Vega junto a su padre, Fernando, en su casa, ayer.

El pasado sábado, a las siete de la tarde, junto a la iglesia de los Capuchinos de la calle Uría, Fernando Vega, de 74 años, con alzhéimer y movilidad reducida, trata de bajar del autobús junto a su esposa, Luisa Estopiña. El trajín de pasajeros que suben y bajan hace que la mano del hombre se separe de la de su mujer. Él, que apenas puede hablar, no lleva documentación y no sabe regresar por sus medios a su casa. Se queda solo dentro del autobús. Así comienza la tarde más angustiosa en la familia Vega. Un sufrimiento que se acabó a las dos de la mañana, cuando varios agentes localizaron al hombre vagando sin rumbo fijo por Tremañes. "La preocupación que hemos pasado no lo sabe nadie", afirma Javier Vega, el hijo de Fernando, que agradece el trabajo de la Policía Nacional y la Policía Local en la búsqueda sin descanso de su padre.

La historia tiene un prólogo. Fernando Vega había tomado el autobús después de comer para dirigirse hasta Cabueñes junto a su esposa. En ese lugar, la pareja tiene una huerta donde pasan las horas. Antes del atardecer, decidieron retornar a su casa, en Montevil. Cogieron la línea 25 del autobús. Su idea era bajar en los Capuchinos para tomar la línea 10. Aunque tratan de apearse juntos, la entrada de más pasajeros les descoloca. La mujer baja a la acera, pero Fernando Vega sigue dentro sin que pueda avisar de lo que sucederá en el segundo siguiente: el autobús prosigue su ruta. "Mi padre apenas puede hablar. Atiende a su nombre y poco más", relata Javier Vega.

Cuando Luisa Estopiña es consciente de lo que ha pasado, un escalofrío recorre su espalda. Su primer impulso es salir corriendo detrás del autobús para alcanzar a su marido en la siguiente parada. Desfallecida, llega a la siguiente marquesina, la de la Cruz Roja, sin resuello. Su esfuerzo es inútil. No llega a tiempo y el autobús, con su marido dentro, sigue avanzando. "Mi madre también está delicada de salud. Casi se desmaya", relata su hijo. Fue un matrimonio joven el que se percató del problema y el que llama a la Policía Local, que comienza la búsqueda. Los agentes avisan a Javier Vega que, a su vez, alerta al 112 y a la Policía Nacional. Se activa entonces un dispositivo de búsqueda de ocho horas.

Fernando Vega no llevaba documentación, así que la descripción física de sus rasgos y sus ropas fue la clave para que los agentes lo localizaran. Eran ya las dos de la mañana cuando suena el teléfono en la casa de los Vega. Los agentes de la Nacional han encontrado en mitad de la nada, en Tremañes, a una persona que encaja en su descripción. Es él. Una pareja de la secreta lleva a Fernando Vega a casa, donde está Javier junto a su madre, mientras su hermano peina la ciudad en coche por su cuenta. La angustia de ver cómo pasan las horas sin saber nada de su padre llega a su fin con final feliz y pudiendo celebrar todos juntos el cumpleaños de Fernado Vega, que sopló 74 velas hace dos días.

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