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La Cocina Económica servirá este año tantas comidas como habitantes tiene Gijón

La entidad cerrará 2020 con más de 300.000 servicios, casi el doble que hace un año: “Falta lo peor del invierno; hay preocupación”

Preparativos en la Cocina Económica Juan Plaza

La situación en la Cocina Económica de Gijón empieza a ser dramática. Las previsiones de la entidad son las de cerrar el año con más de 300.000 servicios, lo que supone que en doce meses se habrán dado más comidas que habitantes tiene Gijón.

El ritmo no ha dejado de crecer en los últimos meses, y está ya en 666 servicios al día, tal y como confirma el presidente de la Asociación Gijonesa de Caridad, Luis Torres. Esto supone que “pasan por aquí unas 350 personas al día, a las que se entrega un táper con la comida y la cena, para que no tengan que volver dos veces a la cola y así se expongan menos al virus”. La gran preocupación ahora, con el comedor cerrado para poder guardar las distancias de seguridad requeridas, es saber “cuántas personas no tienen hogar, no tienen recursos para calentar la comida que les entregamos”, advierte Torres, preocupado con una situación que sólo parece estar llamada a ir a peor. “Estamos ya sirviendo un 40 por ciento más que de comidas que el año pasado por estas mismas fechas, y este mes de octubre se ha disparado”, alerta.

Coincide en el diagnóstico sor Marisela Cueto, testigo de lo que ocurre allí. “Cerramos el año pasado con un total de 163.700 comidas y este año al cierre de octubre ya llevamos sumadas 162.011; además falta lo peor del invierno y los meses más duros, así que las cifras seguirán subiendo sin parar”, pronostica, con “mucha preocupación”. Sólo en el mes de septiembre se repartieron 21.077 comidas; en el mismo mes del año pasado fueron 13.410. Casi el doble este año, fruto de la crisis desatada con el covid-19.

Un reflejo de esta situación es el del cambio de perfiles de los usuarios. “Ya no están llegando personas que antes identificábamos como pobres, ahora se ve mucha gente normal, que tenían un trabajo y con los ERTE no les alcanza para comer”, alertan los responsables del establecimiento. En el caso de los apartamentos para familias, “hay cola; sale una familia y no nos da tiempo casi a arreglarlo para que entre otra”.

Aún así, “queremos mantener la esperanza en que todo mejore”, sostiene sor Marisela Cueto. “No dejamos de darle vueltas y de trabajar para que todo el mundo esté atendido de forma digna”, asegura con resignación.

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