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La casera que vuelve a tener casa

Una gijonesa en paro recupera su vivienda en El Llano, alquilada a una familia que no pagaba la renta: “Hay daños”

Asunción Cebriá muestra desperfectos en el parqué de su vivienda. Juan Plaza

La casera sin casa ya ha recuperado su hogar. A finales de octubre, LA NUEVA ESPAÑA se hizo eco del drama de Asunción Cebriá, que reveló su situación con el nombre ficticio de Rebeca Fernández. La gijonesa explicaba cómo llevaba un año tratando de recuperar su piso en el barrio de El Llano, alquilado a una familia vulnerable que llevaba un año sin pagarle la renta. Cebriá, de 52 años, había sufrido un ictus, percibía 800 euros del paro, aseguraba que le debían más de 6.000 euros en concepto de renta, así como una deuda de 1.400 euros de luz. El pasado 10 de noviembre recuperó su casa, pero lo hizo con una sensación agridulce. Aunque su calvario cesaba, el inmueble se encontraba en malas condiciones. “Al ver el estado del piso, me derrumbé”, relata.

Los daños de la vivienda eran notables. La peor parte se la llevó el parqué del salón, que apareció con quemaduras de colillas apagadas contra las tablas. El sofá de la casa también estaba en malas condiciones. Tanto, que Cebriá ha tenido que deshacerse de él. Además de una abundante capa de polvo en todas las superficies y acumulación de desechos, la casera se encontró que una de las habitaciones, que estaba pintada de color azulgrana (sus hijos son del Barça) apareció completamente de blanco y con el escudo del Madrid serigrafiado con spray dorado en las paredes. También le falta una televisión. “Ver el que fue tu hogar en esas condiciones se te hace muy duro. He vivido aquí”, cuenta.

Los alzamientos son la cara amarga de la crisis. Suponen un drama para los que salen, pero también para aquellos que necesitan recuperar su hogar por atravesar una mala racha económica. Cebriá es de las segundas. Sufrió un ictus, percibe 800 euros de paro y aguanta con ayudas de su familia. El caso terminó judicializado y a la segunda fue la vencida, tras cancelarse un primer alzamiento en julio al ser declarados lo inquilinos personas vulnerables. “Cuando hay un problema de habitabilidad, lo que no puede ser es que el propietario pague. El Ayuntamiento debe buscar una vivienda social o hacerse cargo del alquiler”, manifiesta.

Sus problemas aún no han terminado. Aun le queda batallar con la compañía eléctrica para encontrar una forma amigable de pagar los 1.400 euros deuda que han recaído sobre su espalda. No le está siendo nada sencillo. “Tengo que afrontar casi 600 euros para poder fraccionar el pago posteriormente. Ahora mismo es inasumible para mí”, lamenta Asunción Cebriá, la casera sin casa que ya ha recuperado su hogar.

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