La iglesia de la Asunción acogió ayer el funeral por el eterno descanso de Julio Magdalena, pintor de origen piloñés afincado en Gijón desde hace décadas, que falleció el pasado domingo, a los 94 años. Amigos y familiares acudieron a dar el último adiós a uno de los artistas de la década de los setenta más destacados en la ciudad, que deja un enorme legado. Su muerte pone fin a una generación de pintores asturianos.