La pandemia ha dejado sin muchas actividades lúdicas a los más pequeños, y a menudo las más sacrificadas han sido las deportivas. Por eso, el Elisburu –en enero pasará a llamarse Colegio Público Pumarín, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA– ha puesto en marcha una iniciativa para que los más pequeños muevan el esqueleto a base de pedaladas. La idea consiste en una “biciescuela”, donde los más pequeños reflexionan, a la vez que hacen deporte, sobre las ventajas del uso de este medio de transporte. A saber, más autonomía, actividad física y menos impacto ambiental en los desplazamientos.
La idea surgió tras el confinamiento y contó con la ayuda de la asociación Biciclante, que gracias a su colaboración sirvió para que el centro escolar pusiera en marcha diferentes talleres teóricos y prácticos de educación vial en las pistas del colegio. Estos talleres han propiciado que los jóvenes aprendan las normas de circulación, entre otros éxitos. Además, la iniciativa contó con el apoyo de la Oficina Municipal de Movilidad y terminó derivando en un circuito de educación vial permanente que sirve para que los jóvenes puedan poner en práctica lo aprendido.
La intención de la dirección del centro es que la iniciativa vaya poco a poco a más y en coordinación con el departamento de Educación Física y de otras áreas puedan salir nuevas actividades. El proyecto biciescuela está destinado inicialmente a estudiantes de quinto de Primaria.
