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Pablo Ferrío Pequeño| Nuevo jefe del servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento de Gijón

La figura de la semana: Pablo Ferrío, un arquitecto inquieto con retranca gallega

Con carácter “templado, amable y sociable”, este aficionado a la pesca, la fotografía y las carreras toma las riendas del parque de Bomberos

Arquitecto inquieto con retranca gallega

El carácter inquieto y curioso de Pablo Ferrío Pequeño (Cee, La Coruña, 1975) le llevó desde muy pequeño a desmontar y volver a armar cada objeto que caía en sus manos para cerciorarse del porqué de las cosas. Es por eso que ya a los 11 años comenzó a enfocar su vida académica a las Ciencias hasta convertirse en arquitecto. Su firma, como director de obra, está en la nueva sede del Principado en los antiguos Juzgados de Poniente y la recientemente inaugurada sede judicial de Luarca, dos construcciones que destacan en su amplio currículum que le ha llevado a gestionar amplios grupos humanos, tanto en Patrimonio como en el Ayuntamiento de Oviedo. Ahora, con ilusión, afronta el reto de convertirse en el nuevo jefe del servicio de Extinción, Prevención de Incendios y Salvamento de Gijón, cargo del que tomará posesión este lunes, día 4, para liderar una plantilla de alrededor de 80 bomberos en su ciudad de adopción.

Arquitecto inquieto con retranca gallega

La vida de Pablo Ferrío, una persona “sociable, abierta y con retranca gallega”, ha estado desde siempre ligada al mar, desde la pescadería y restaurante regentados por sus padres hasta su pasión por la náutica. Más allá de su afición a la pesca y el título obtenido de Patrón de Embarcaciones de Recreo (PER), no se imaginaba su día a día lejos de una ciudad costera. Es por ello que tras licenciarse en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de La Coruña, y movido por el olor a salitre, estableció su residencia en Gijón ya en 2002. Es en su ciudad adoptiva donde disfruta saliendo a correr, participando incluso en pruebas deportivas de corta distancia, además de alguna que otra media maratón. Y hasta que la pandemia lo frustró, era un habitual de la Quinta de San Eutiquio, donde jugaba pachangas con sus amigos del Club Deportivo Varela, una asociación de la que forman parte unas cuarenta personas para disfrutar del deporte. El tenis de mesa es otro de sus entretenimientos.

El nuevo jefe de Bomberos, que asume el cargo para los próximos dos años, destacó en el proceso de selección abierto por el Ayuntamiento “por su experiencia en la ejecución y dirección de proyectos, llevando a cabo la gestión administrativa, económica y de personal de los mismos”, además de por su “predisposición y proactividad demostrada en la entrevista por competencias” realizada durante el proceso.

Su bagaje profesional cuenta con destacadas aportaciones en la región. En 2007 accedió al Servicio Técnico de Gestión Patrimonial del Principado, lo que llevó a participar en proyectos como la construcción del Centro de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación de la Thyssen en la Universidad Laboral, el nuevo edificio administrativo del Principado de Asturias en Avilés o el derribo de la Antigua Escuela de Peritos en Gijón, entre otras actuaciones como las acometidas en la ciudad residencial de Perlora. Mientras, seguía por libre ejerciendo su profesión, enfocado a obra nueva y rehabilitación de viviendas y locales comerciales.

Este amante de la fotografía, el arte y la escultura, sacó plaza por oposición de arquitecto municipal en el Ayuntamiento de Oviedo en 2015. Formó parte del servicio de Licencias Urbanísticas hasta que poco después fue nombrado jefe del Servicio Técnico de Gestión Patrimonial de la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Hacienda, cargo en el que estuvo hasta el pasado 1 de noviembre de 2020. En ese tiempo desempeñó funciones de gestión, planificación y ejecución de obras de nueva planta y rehabilitación, equipamiento y puesta en funcionamiento de los edificios administrativos, así como de los edificios judiciales. Fueron muchos proyectos, pero hay dos que destacan en su trayectoria. Por un lado, la nueva sede judicial de Luarca por las necesidades que había. Y por otro, el edificio del Principado en Poniente, en su ciudad de acogida. Para él supuso una gran satisfacción porque sirvió para “concentrar las oficinas en un mismo edificio para mejorar la calidad de vida de la gente, que no tuvieran que ir de un sitio a otro”.

Entre las funciones de Pablo Ferrío también estaban la gestión integral de los inmuebles sede de las consejerías o aquellos que tuvieran especial singularidad, como la Feria de Muestras en Gijón o las sedes de Madrid y Bruselas, en lo relativo tanto al equipamiento de los edificios como al buen funcionamiento de las instalaciones de climatización, ascensores, luz, gas, y sus suministros energéticos. Esa etapa de su vida sirvió para desarrollarse gestionando personal, con unas 40 personas a su cargo, además de tareas administrativas relacionadas con la contratación y el seguimiento, control y ejecución del presupuesto del servicio, que oscilaba en torno a los 15 millones de euros anuales. Todas esas capacidades las pondrá ahora en marcha en el parque de Bomberos. Lo hará, a buen seguro, con su carácter “amable y templado” que en ocasiones saca a relucir su genio si no queda más remedio. Lo que sí está casi siempre encendida es la llama de su retranca gallega que lleva “en el ADN”.

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