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El Natahoyo alerta del riesgo de derrumbe de dos edificios antiguos

“Hay peligro”, advierten los vecinos sobre los bloques de la calle Móstoles y la avenida Galicia

Uno de los edificios en ruina que preocupa a los vecinos de El Natahoyo. Marcos León

Cuenta Álvaro Tuero, el presidente de la asociación de vecinos de El Natahoyo, que en los bajos del edificio que hace esquina en la avenida Galicia con la travesía del Mar estaba el bar La Barca. El chigre era popular en el barrio porque de vez en cuando se dejaba caer por ahí el exalcalde de Gijón, Vicente Álvarez Areces, y por sus pinchos de exquisita tortilla de patata. Hace dos décadas que el bar La Barca no existe y ese edificio de la avenida Galicia con la travesía del Mar más que enorgullecer a los vecinos del barrio les genera preocupación. Abandonado a su suerte desde hace años, temen que se venga abajo y urgen una solución. “Cada vez que hay temporal temo que caiga”, previene Álvaro Tuero.

El bloque al que se refieren los vecinos data de la década de los cuarenta. Tiene dueños y su fachada está protegida lo que complica llevar a buen puerto las demandas de la asociación “Atalía”. No es el único que genera incomodidad en el barrio. En el número 17 de la calle Móstoles se asienta un bloque de una sola altura. Un bajo que pasa desapercibido pero al que los vecinos miran con recelo por si la tarde menos pensada se viene abajo. “Es solo una chabola, así que no debería ser tan complicado”, puntualiza Tuero.

Por la izquierda, Álvaro Tuero y Luciano González. Marcos León

“Cualquier día hay una desgracia”, avisa el veterano líder vecinal del barrio, que no quiere ver en sus calles una imagen similar a la que se produjo hace semanas en la calle Luanco, cuando la cornisa de un edificio se vino abajo. Por suerte, sin tener que lamentar heridos. “Lo que nosotros pedimos es que tome una decisión. Es decir, que se arregle, que se corte la acera o en último término que los tiren abajo”, indica el presidente vecinal. “Los dos, pero especialmente el de la avenida Galicia, están en zonas de mucho tránsito. Hay peligro”, prosigue Tuero.

Lo que llama la atención a los vecinos de El Natahoyo es la cantidad de carteles de constructoras que han proliferado en el barrio. Son de momento solo eso, intenciones, porque la zona está llena de solares sin edificar cuyos vetustos bloques han dejado un hueco libre, a la espera de ser rellenado, como una dentadura a la que le faltan piezas. “Se construye en Nuevo Roces, pero aquí hay muchísimo espacio libre”, lamenta el líder vecinal.

Y es que cuenta Álvaro Tuero que en la zona de la Ciudadela del Natahoyo, donde por cierto aún se pueden ver los restos de lo que fue el Ateneo del barrio, hay mucho espacio para crecer. Los vecinos quieren un impulso para El Natahoyo, que combine bloques modernos con otros que acumulan décadas y desperfectos. Los dos que señalan los residentes son los de la calle Móstoles y el de la avenida Galicia, donde se asentó el bar La Barca. Hoy de ese popular local lo único que perdura es su cartel desvencijado en los bajos de un edificio maltrecho.

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