Su nombre formaba parte de los panoramas más selectos de la poesía que se escribía en Asturias a finales de los años setenta y principios de los ochenta, cuando la transición política a la democracia alumbró una nueva generación de creadores. En 1985, Pedro Luis Menéndez (Gijón, 1958) empezó a dar clases de Lengua y Literatura en el Colegio de la Inmaculada, en su ciudad natal. Durante más de tres décadas no volvió a publicar versos, aunque sí una novela (“Más allá no hay dragones”), en 2016, y un audaz volumen de prosas que tituló “Postales desde el balcón” (2018). Rompió aquel silencio poético hace dos años con “La vida menguante”, uno de los mejores títulos de aquel ejercicio. Y vuelve ahora con “Ciudad varada”, un largo poema de casi 500 versos en los que hay “desencanto”, palabra a la que él mismo recurre, y personajes que transitan por los paisajes con escombros de la Historia.

Este poema extenso, que aparece en los cuadernos “Heracles y nosotros” –la colección que dirige Juan Ignacio González, flamante premio “María Elvira Muñiz” de promoción a la lectura por estas publicaciones–, podría leerse como un correlato de las devastaciones por el covid-19. ¿Escribió “Ciudad varada” en las semanas del confinamiento? “No, la primera versión es de 2018, y la definitiva de agosto de 2020”, explica Pedro Luis Menéndez, antes de encadenar: “Durante el confinamiento no toqué este poema; lo paradójico es que afloran aspectos que podrían tener una nueva lectura a los ojos de la actual situación de pandemia”. Esa vertiente oracular, predictiva, que ofrece en ocasiones la poesía.

Pedro Luis Menéndez, que viene dejando un grato recuerdo como profesor en sucesivas generaciones de alumnos del Colegio de la Inmaculada, se pregunta si “Ciudad varada” tiene algo de “retablo” o “friso”. ¿Cómo surgió este largo poema que ha tenido varias redacciones? “Se me impuso la idea de una serie de personajes que iban apareciendo durante la escritura, personajes oscuros que no aparecen en los libros de Historia”, explica. Y, a su vez, se pregunta: “¿Qué pasa en las ciudades bombardeadas con quienes somos ‘daños colaterales”?

Ahí está el meollo de este texto. “Lo tuve claro desde el momento en que empezaron a cobrar vida los personajes; el poema llegaría hasta donde llegaran ellos. Y así ocurrió: un día me dije ‘hasta aquí, ya no da para más’, y cerré el poema”, relata.

Pedro Luis Menéndez tiene a punto para dar a la estampa un nuevo poemario, “La madriguera”, un libro en el que, hace resaltar, “ahonda en la senda de desencanto, no solo personal sino también social”. Y proyecta otro volumen de prosas cortas en el que quiere experimentar -y, también, “jugar”- con “personajes, situaciones”. Algo así como “cuadros de una exposición, o quizás como videoclips”. Ha publicado varios de esos textos en “El Cuaderno”. Y sigue con la sección semanal sobre poesía y cuentos que comanda semanalmente en el programa “La buena tarde”, de RTPA.

Pero, volvamos a “Ciudad varada”. Hay en este largo poema ecos que vienen, sin duda, de la música y el cine, como el autor admite: los “planos enlazados y el jazz, la ruptura aparente de los ritmos sincopados”. Y añade, con más amplitud: “Se trata de jugar con recursos de la prosa en la estructura del verso y viceversa; en realidad tiene mucho más trabajo detrás del que parece”.

Y es que “Ciudad varada” es resultado de una compleja tarea de composición, con dudas y cambios: “Lo que publico es mi propuesta de lectura, dónde rompe cada verso, aunque otro lector, ante este mismo texto convertido en prosa, podría leerlo de otro modo, con otro ritmo, con otras pausas”.

¿Y esa posible lectura de estos versos al hilo de la pandemia que sufrimos desde hace meses? “Creo que ocurrirá lo mismo cuando aparezca ‘La madriguera’ , que está escrito, sin embargo, en 2017”, dice. Pedro Luis Menéndez ofrece la siguente explicación a esas conexiones que las palabras establecen: “En el fondo, no son anticipaciones de la realidad, sino aspectos de esta que comúnmente no nos detenemos a observar”.