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La despedida del Antroxu en Gijón: disfraces por la mañana, terrazas por la tarde

Miles de gijoneses se echan a la calle con alegría y esperanza: “Ojalá volvamos sin mascarilla el año que viene”

Por la izquierda, Mateo Blanco, Carmen Fernández, Nora García y Matías García, en el paseo de Begoña. Marcos León

Disfraces por la mañana y terraceo por la tarde. El último día del Antroxu, festivo local, estuvo animado en las principales vías y en los exteriores de los locales hosteleros, abarrotados de clientes. Miles de gijoneses quisieron poner el epílogo al Carnaval, aprovechando la soleada tarde, echando mano del disfraz. Lo hicieron tristes, por una fiesta que se va casi sin haber venido por la pandemia, y con un deseo para el año que viene. “Saldremos con más ganas y ojalá que ya no haga falta la mascarilla”, afirmaron los más entusiastas de las celebraciones.

El paseo de Begoña volvió a ser ayer un desfile de disfraces y de originalidad, aunque mucho menos que otros años. Personajes fantásticos, princesas de cuento y vestimentas improvisadas llenaron el gran corredor peatonal. Rocío Gómez y Susana Pastor salieron de sus casas caracterizadas como los personajes de la película de animación “Trolls”. La primera iba maquillada completamente de verde y la segunda, de rojo. Un detalle de la precisión de su apariencia: se pintaron hasta en el hueco de la mascarilla. Forman parte de la charanga “Folixa pa toos”. “Esta vez hemos hecho lo que hemos podido, al que viene le pedimos tener salud”, comentaban.

Delante, Ana Montoro y Luis Cuervo. Detrás, Luis y Raúl Cuervo. Marcos León

La jornada de ayer fue especial para los más pequeños. Candela Rojo, Cristina Silos e Inés Madureira son tres niñas de cuatro años que ayer volvieron a pisar la calle tras haber estado confinadas por un caso de covid en su entorno próximo. “Se perdieron el carnaval del colegio y ahora se han vuelto a reencontrar”, comentaba Cristina Cabeza, la madre de una de ellas.

Hubo quien salió en familia, como Ana Montoro y Luis Cuervo, que llevaron a sus hijos, Luis y Raúl Cuervo, vestidos, uno de llamarada, como ellos; y el otro, de bombero. Pertenecen al Club de Xente Joven de Serín. “Da pena ver el paseo de Begoña así, tendría que ser una fiesta”, apuntaban. “Queríamos quemar el gusanillo –nunca mejor dicho– y esperamos volver el año que viene con una mejor situación”, añadían.

Las terrazas gijonesas también presentaron un gran aspecto. María José Díaz y Carlos García se movieron ayer por la Ruta de los Vinos. “Está todo lleno, se nota el carnaval, aunque hay menos gente disfrazada que otros años”, apuntaba la pareja, que, como muchos otros gijoneses, aprovecharon el buen tiempo para despedir el carnaval y brindar porque el Antroxu del año que viene sea más amable.

Susana Pastor, de rojo, y Rocío Gómez. Marcos León

“Sardi” se despide de Gijón haciendo frixuelos

“Sardi”, la sardina del Antroxu, recibió ayer el indulto y regresó al mar Cantábrico. Antes, se atrevió a preparar para su cuenta de Instagram unos frixuelos para despedir como se merece la fiesta, muy descafeinada este año. Como colofón a las celebraciones, Divertia repartió entre las doce charangas un pequeño trofeo como premio a su participación en una edición en que la pandemia obligó a cancelar la mayor parte de las citas clásicas. No hubo desfile ni concursos, pero aún así estos colectivos se esforzaron por dar color a la ciudad con diferentes iniciativas, como el decorado de estatuas y plazas o con pegadizas canciones. El Antroxu de Gijón se despide hasta el 2022 con la esperanza de que el regreso sea por todo lo alto

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