Aunque soplaba viento frío, los gijoneses y algunos visitantes no quisieron desperdiciar ayer el primer sábado después del levantamiento del cierre perimetral. Y eso se notó en gran medida en las terrazas del centro de la ciudad, que presentaron un buen aspecto, y también en el interior de algunos negocios una vez que el Principado ya permite el consumo en ellos. “Parece un sábado normal”, aseguraban algunos clientes.

José María García y Sofía Pérez, dos jóvenes de 18 años, esperaban a que una camarera les sirviera un buen chocolate con churros en una abarrotada terraza de la calle Corrida. “Se nota más animado, hay más ambiente”, apuntaban. Manuel Ojeda, un hostelero de la Ruta de los Vinos, también lo ve así. “Sí se nota más gente, pero la pena es cerrar a las ocho”, decía. “Dentro se está tranquilo, pero fuera se percibe movimiento”, zanjaba Juanjo Barreiro, otro cliente.