Un espacio mastodóntico de más de 130.000 metros cuadrados útiles por el que cada día, en condiciones normales, circulan unos 4.000 alumnos divididos entre cuatro grandes centros de formación: la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales “Jovellanos”, el Conservatorio Profesional de Música y Danza, la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) y el centro de Formación Profesional. La Universidad Laboral es un concurrido vecindario que podría ganar nuevos miembros si prospera la propuesta del traslado de la Facultad de Enfermería de Gijón, al menos de forma provisional, ante la falta de espacio en este centro y dados los aplazamientos en las obras de ampliación del Hospital de Cabueñes. Una “maniobra” que ha dejado un tanto descolocados a algunos de los inquilinos actuales del coloso. “Esto parece muy grande, pero en realidad la tasa de ocupación es ya muy alta”, aseguran.
Eso cree Leví Pérez Carcedo, el decano de la Facultad de Comercio, que alberga a más de 1.500 alumnos y 150 profesores. “En todo el edificio me atrevería a decir que quedan dos o tres despachos libres, los más pequeños y que nadie quiere”, asegura. Por lo tanto, pensar en acoger a más personal docente y más alumnos “es casi imposible”, sentencia. El problema de espacio en la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales “es de sobra conocido, lo sabe todo el mundo”. “En condiciones normales vamos muy justos, así que pensar en compartir aulas con otro centro me parece inviable”, asegura.
Por una parte, porque desde que llegaron a la Laboral en el año 2007, los alumnos del centro se han topado con el problema recurrente de unas aulas demasiado pequeñas, diseñadas en aquellos años para un “plan Bolonia” que pintaba un futuro de grupos muy reducidos en las clases y que el tiempo se ha encargado de desdibujar. “Al final los grupos siguen siendo grandes y en este centro sólo hay un aula para más de cien alumnos”, ejemplifica Pérez Carcedo, quien ve a diario las complicaciones que ello conlleva para la organización de la docencia.
Eso, para los alumnos. Y para los profesores, más de lo mismo. “No habría espacio, tenemos hasta 3 y 4 profesores en el mismo despacho actualmente”, explica el decano, antes de relatar que el mismo debate se planteó con el grado de Deportes. “Cuando estaba Foro en el gobierno local, nos plantearon la posibilidad de compartir espacio con dichos estudios y ya vimos que sería muy complicado. Habría que rehacer horarios, turnos y grupos. Y sería casi imposible cuadrarlo todo”, recalca.
La propuesta del traslado de Enfermería viene precedida, a su juicio, de “un desconocimiento importante de lo que es este espacio”. “Hace ya años que se hablaba de que está ocupado en un 80 por ciento. Habilitar nuevas zonas ahora cerradas entiendo que supondría una importante inversión que se solaparía con la que hay prevista en la ampliación de Cabueñes”, asegura.
Hay otros centros ubicados en la Laboral que también llevan años esperando por más espacio. Es el caso del Conservatorio Profesional de Música y Danza, con una necesidad “perentoria” de incrementar el número de aulas para la especialidad de Danza, con 120 alumnos que se ven obligados a compartir espacio con la Escuela Superior de Arte Dramático. “Es urgente que se habiliten más aulas porque se han implantado ya los estudios de elemental y estamos apurados, sin sitio”, coinciden Julia Álvarez y Susana González, directora del Conservatorio y Jefa de Estudios de Danza, respectivamente. Cuentan con el compromiso del Principado de poder habilitar espacios grandes y con suelo especial para la práctica de esta disciplina. “Pero de momento no sabemos nada y el curso que viene está a la vuelta de la esquina”, insiste la directora.
En su caso, la llegada de nuevos vecinos de otra rama del conocimiento no supone ningún problema, porque “está bien que la Laboral acoja actividades del ámbito educativo”. “Pero sin olvidar que nosotros estamos faltos de espacios útiles y ya es inaplazable que se nos habiliten para continuar en buenas condiciones”, advierten.
Mientras tanto, se ven obligados a compartir espacio con la ESAD, cuyo jefe de estudios, Nacho Ortega, no duda en mostrarse crítico con posibles operaciones de traslados. “La Laboral no puede ser un cajón de sastre que se llene con cualquier necesidad. Como es muy grande, parece que cabe todo. Y no es para nada cierto”, defiende, antes de destacar que “un espacio emblemático como este tiene que seguir un discurso, un criterio hacia lo cultural y lo educativo, al margen de parámetros económicos”.
En su caso, hay 109 alumnos. “Nos gustaría no tener que compartir espacios con Danza porque significaría que ellos tienen bien cubiertas sus necesidades”, razona Ortega. Y, por otra parte, recuerda que llueve sobre mojado para la Escuela Superior de Arte Dramático, que vivió la pérdida de la especialidad de dirección, la asimilación con la especialidad de Danza hasta que pasó a depender del Conservatorio y numerosos vaivenes que, como denuncia el jefe de Estudios, deja clara “la falta de prioridad hacia un espacio que es el semillero del futuro de las artes escénicas en Asturias”. Por eso, hablar de llevar a la Laboral especialidades como Enfermería le chirría a priori. “Si la apuesta por este espacio es hacia la cultura y la creación, no parece lo que más le pega”, subraya.
El último gran vecino de la Laboral es el centro de Formación Profesional (FP), que cuenta este año con la matrícula más alta del conjunto: 1.600 alumnos. Ellos, a priori, viven en su propia burbuja. “No queremos entrar en ninguna discusión porque no va con nosotros, que dependemos de la Consejería de Educación y no de la Universidad”, resume la directora, María Goitia. El centro tiene sus propias especificidades, con talleres y laboratorios destinados a impartir decenas de módulos de diferentes familias laborales y con espacios muy marcados al margen del cogollo central del edificio, por el que transitan los alumnos de los otros tres centros. “Estamos muy llenos por la mañana, pero podemos crecer en el turno vespertino y esa es la intención”, afirma la directora, que este año ha visto cómo la matrícula se incrementaba de forma reseñable. Por eso, no tendría ningún problema con la llegada de nuevas especialidades, porque la línea de la Laboral es “la formación y la innovación”. Un dilema, el de los usos de la Laboral, que toca a otros resolver. Mientras, cada uno de los inquilinos reclama su propio espacio.