Adiós a Armando Llaneza, aparejador y un enamorado de las acuarelas

Natural de Sama, falleció a los 71 años y era hijo de Armandín, delantero que subió a Primera con el Sporting en los cuarenta

Armando Eduardo Llaneza.

Armando Eduardo Llaneza. / P. P.

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Veterano aparejador y un consagrado artista, que se dedicó a plasmar en sus lienzos los bellos retratos del pasaje asturiano, principalmente con acuarelas. Así se puede describir la trayectoria vital de Armando Eduardo Llaneza, que falleció ayer a los 71 años en Siero. Nacido en Sama de Langreo, participó en centenares de proyectos por toda la región. Residía en Gijón desde hacía 20 años en la calle Marqués de San Esteban. Su vinculación con la ciudad gijonesa le viene de familia. Su padre fue Armando Llaneza, más conocido como “Armandín”. Fue delantero del Sporting durante la década de los cuarenta y participó en el primer ascenso de la historia del club a Primera División en la temporada 1943-44.

Armando Llaneza tuvo dos hijos, Álvaro y Ana. “Fue una persona carismática y muy sociable”, destacó ayer Álvaro. Su pasión por la pintura le venía desde pequeño. Estuvo cerca de estudiar Bellas Artes, aunque finalmente apostó por ser aparejador. Estaba colegiado en el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos de Asturias. Trabajó hasta prácticamente los últimos momentos de su vida. Una labor que compaginó con el arte. Sus obras eran visiones de los paisajes asturianos y se caracterizaban por la búsqueda de la luz y el color. Una de sus últimas exposiciones fue precisamente en el Colegio Oficial, donde volvió a exponer en enero de 2020 tras 16 años sin hacerlo. Su funeral es hoy a las 17.00 horas en la iglesia parroquial de Sama de Langreo.