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El Piles alto reclama sus cuidados

Los vecinos y ganaderos del inicio del curso del río exigen más limpieza del cauce para evitar inundaciones y denuncian vertidos: “Hace falta más atención”

Raúl, Miguel Ángel y Héctor Menéndez junto al arroyo del Meredal. Juan Plaza

La pequeña Vera Álvarez apuraba ayer un trozo de empanada al pie de un merendero en el camino de Granda a la Coría. Si todos los que ahí estaban se quedaran en silencio, podrían escuchar de fondo el sonido del Piles, que en ese punto baja con aguas cristalinas y nadie diría que se trata del mismo cauce que centra desde hace años la polémica en Gijón. El principal río del concejo tiene dos caras: la que más llama la atención, la que comprende el tramo entre el anillo navegable y la desembocadura; y la discreta, esa que baña fincas de vecinos y ganaderos, que también reclaman cuidados. Denuncian la falta de limpieza de los cauces y la presencia de vertidos ilegales en partes concretas de la corriente. “Hace falta más atención”, reclaman los afectados.

Desde el anillo navegable hasta la desembocadura del Piles hay una distancia cercana al kilómetro y medio. Estrictamente, el curso del río tiene una longitud de 6,8 kilómetros, aunque desde el nacimiento de las aguas hasta su final hay 16. El primer tramo fue el protagonista absoluto del último Consejo Sectorial de Medio Ambiente celebrado el pasado miércoles. En ese encuentro, el Grupo Covadonga afirmó que su propuesta para salvar el anillo navegable, que consiste en instalar presas hinchables para reducir el estancamiento de las aguas y con ello la contaminación, era vista con buenos ojos por la Confederación Hidrográfica del Cantábrico.

La celebración del Consejo Sectorial de Medio Ambiente puede considerarse como la continuación de la presentación de los informes de la Universidad de Oviedo y de la Universidad Politécnica de Madrid sobre la contaminación del río. Ambos fueron presentados el 10 de marzo, en el salón de recepciones del Ayuntamiento. El centro de la capital de España se reafirmó el pasado miércoles en el Consejo Sectorial en las conclusiones presentadas en sede municipal. Es decir, que los expertos que firman este informe solicitado por el Ayuntamiento consideran que la regeneración del Piles es incompatible con la actual práctica deportiva. O sea, con el anillo navegable, cerrado desde diciembre de 2019. Por su parte, la Universidad de Oviedo, tras analizar 210 muestras de agua entre Viesques y la desembocadura del Piles, centraba su tesis principalmente en el nivel “preocupante” de cianobacterias en el anillo y en las lagunas del parque Isabel La Católica.

Agachadados Pablo y Pedro Sánchez y detrás Leticia Castaño, la pequeña Vera Álvarez y Raúl Martínez al pie del Piles a su paso por Granda

Corría el mes de julio de 2020 cuando se celebró el primer Consejo Sectorial de Medio Ambiente en tiempos de pandemia. En aquella reunión, sí se puso el acento en el curso alto del Piles. Es decir, en lo que queda hacia el sur del anillo navegable. El concejal del ramo Aurelio Martín anunció que se realizarían controles de vertidos a las ganaderías próximas al cauce. El objetivo, detectar si por fallos en su saneamiento realizaban vertidos ilegales. La idea era notificar estos casos a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, que podría tomar cartas en el asunto en forma de sanciones. Por entonces, se informó de dos ganaderías analizadas con deficiencias.

Aquella estrategia interesaba mucho a Héctor Menéndez, que está al frente de una explotación ganadera con 250 reses en la parroquia de Caldones. Sus vacas pastan en una finca al pie del arroyo del Meredal, la corriente que junto al arroyo Llantones conforma el río Piles. “Por norma general, el agua baja limpia en esta zona. El problema de la contaminación es por la antigua mina de La Camocha. Los ganaderos no vertimos al río, porque nosotros somos los primeros interesados en que esté limpio para los animales”, comenta el empresario.

Carmen Suárez, vocal de Medio Ambiente de la asociación de vecinos de Vega, tampoco aprecia contaminación en el curso alto del Piles en la zona de la parroquia de Granda, que es la que más conoce. “Para los vecinos de la zona rural, el problema es la falta de limpieza en el cauce. Pero es algo que sucede con todos los ríos del concejo. Deben ponerse las pilas”, demanda. “Hace falta más atención, porque solo cuidan la parte del cauce que más se ve”, lamenta.

Iván Suárez y Luis García en un puente sobre el Piles a su paso por Viesques. Juan Plaza

Como uno de los objetivos irrenunciables del gobierno local está el “dejar un Piles limpio, y una playa de San Lorenzo limpia también”. La última vez que la alcaldesa, Ana González, pronunció estas palabras fue el pasado jueves, durante la reunión que mantuvo con la asociación de vecinos de Viesques, un colectivo que vive muy de cerca todo lo que tenga que ver con el Piles, tanto en su curso alto como en el bajo.

“Se producen vertidos ilegales en la zona alta y no sabemos de dónde vienen”, apuntan Iván Suárez y Luis García, presidente y vicepresidente de la asociación vecinal. “El Piles, como todos los ríos del norte, en invierno genera inundaciones. Eso es algo asumido”, apuntan. “Nuestra principal demanda es que limpien los cauces y mantengan los pilares de los puentes del parque fluvial”, zanjan los dos vecinos, que, como el resto, reclaman más atención para el río, tanto para el kilómetro y medio comprendido entre el anillo y el mar como para el resto.

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