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La reforma del servicio de Vascular en Cabueñes cumple diez años como un “referente”

“Ya toca cambiar alguna cosa, pero se nota cuando viajas, que hay pacientes de otras comunidades que no saben qué es la atención vascular", afirma el equipo

Por la izquierda, Javier Álvarez, Marta Botas, Miguel Ángel González, Lucas Álvarez, Andrés Álvarez-Salgado, María José Ramos, Manuel Vallina y María Vicente, integrantes del servicio de Cirugía Vascular de Cabueñes, en el hospital.

Fueron pioneros casi sin querer. Cuando hace diez años diseñaron su gran reforma, el servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital de Cabueñes dibujó en un papel un quirófano rectangular y no cuadrado, como era habitual entonces, porque buscaban poder incluir toda la tecnología posible y ser capaces de diagnosticar y operar en una misma sesión. El único problema era que ese equipamiento todavía no se había inventado. Casualmente, y coincidiendo con las obras, salió al mercado el primer quirófano híbrido que permitía aunar estos dos ámbitos, y el Sespa dio luz verde a la compra. Fue así como el hospital gijonés se convirtió en el primero de España en contar un equipamiento de este estilo.

El quirófano se estrenó en mayo de 2011 y costó 2008 euros. Fue revolucionario, pero ya empieza a pedir una renovación. El equipo, liderado Javier Álvarez, espera no tener que esperar a que finalice la ampliación de Cabueñes para poder modernizar parte de sus instalaciones. “Ya toca cambiar alguna cosa, pero en Asturias, seguimos siendo referentes. Lo notas cuando viajas. Hay pacientes de otras comunidades que no saben qué es la atención vascular. El por entonces Hospital General de Asturias fue el primero de España en tener su propio servicio, en 1963. Y Cabueñes tiene el suyo desde 2003”, resume Álvarez, que lidera el servicio desde entonces.

Pero, ¿qué es un quirófano híbrido y por qué fue tan importante tener el primero del país? Antes, un paciente isquémico –con problemas de circulación– debía someterse a una arteriografía por los compañeros de Radiología, con su consecuente espera, y en ocasiones debía recibir también a un tratamiento endovascular poco invasivo. Y, después, a operarse. La llegada de los quirófanos híbridos, con un arco que escanea imágenes de alta calidad, permiten hacer todas estas intervenciones a la vez, ahorrando tiempos y reduciendo posibles complicaciones por demoras. “A la larga este sistema te ayuda a tener menos ingresos y a que los pacientes se recuperen más rápido. La estancia media es de cinco o seis días, por eso siempre suele haber pocas camas ocupadas”, aplaude el responsable.

A raíz de la pandemia, el equipo ha tenido que retrasar intervenciones no urgentes, aunque siempre ha atendido casos de isquemias críticos –las llamadas gangrenas– y las aneurismas. La sensación, no obstante, es que algunos pacientes todavía tienen miedo a salir de casa: en los últimos meses es más habitual ver en Urgencias a enfermos con gangrenas por haber esperado al último momento antes de pedir ayuda.

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