El deteriorado parque de Isabel la Católica, punto de encuentro para generaciones enteras de gijoneses, cuenta desde hace varias semanas con nuevo habitante que ha decidido instalarse cerca de los estanques y convivir con pavos reales, cisnes y otras especies de aves –el recinto cuenta con más de 600 animales– que revolotean a diario por el parque. Se trata del conocido Ratoncito Pérez, el personaje fantástico encargado de recoger los dientes que se les caen a los más pequeños, que instalado su vivienda y al que muchos paseantes han comenzado ya a llevarle todo tipo de obsequios, especialmente nueces para su alimentación. El cuidador de las aves del parque de Isabel la Católica desconoce al creador de esta pequeña instalación, pero sí confirma que, después de abrir su casa en la zona adoquinada próxima al lago grande, se ha mudado a un lugar más resguardado, detrás de las cocinas del Parador El Molino Viejo.

En la cara opuesta de las escaleras de madera que separan el parque del complejo se ha instalado ya el “Ratoncito Pérez”, al que muchos buscan estos días. Aquellos avispados niños que lo encuentran dejan a la puerta de su casa flores, nueces y cualquier tipo de obsequio (de tamaño proporcional a la puerta de entrada a su casa) para darle las gracias por todos aquellos regalos que les ha dado cuando se les ha caído algún diente.