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La Figura de la Semana | Humberto Fernández Iglesias, oordinador de la Feria Europea de Artes Escénicas para niños y niñas (Feten)

Viajero con la cultura por bandera

De carácter curioso, el gijonés bebe de todas las fuentes intelectuales, disfruta del ciclismo, de los desplazamientos en caravana y del Sporting

Viajero con la cultura por bandera

Atesora Humberto Fernández Iglesias una dilatada carrera al servicio de la cultura en Gijón, formando tándem con Marian Osácar desde hace 30 años para poner en marcha el complejo y perfecto engranaje de la Feria Europea de Artes Escénicas para niños y niñas (Feten) y con numerosos cargos a sus espaldas: director de Programas de la Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular del Ayuntamiento de Gijón y más recientemente, tras una fusión de estructuras, el de jefe del Departamento de Innovación Cultural. Un largo bagaje que habla de las virtudes que los suyos describen sin dudar: “una persona muy tranquila y discreta, con quien es fácil entenderse”.

Es en virtud de esas cualidades que ha logrado desarrollar una importante labor de décadas en la ciudad, la misma que le vio nacer hace casi 63 años. Y siempre dedicado a la cultura a pesar de que Humberto, quien fuera buen alumno del Instituto Jovellanos, estudió Psicología en la Universidad de Oviedo.

Pero como buen amante de todo lo que lleva el sello de la cultura y el mundo intelectual, “es una persona muy interesada en muchos y diversos ámbitos, siempre se está formando y le gusta estar enterado”. “Es muy curioso en el ámbito cultural”, cuentan los más cercanos a él. Y no sólo eso, sino que “la educación es otro de los mundos que le apasionan”, coinciden sus allegados. Un campo en el que tuvo ocasión de trabajar desde el proyecto de Gijón Ciudad Educadora.

Esa hambre cultural, innata, lo ha llevado a conseguir hitos importantes, como la celebración de los 30 años de Feten, él como coordinador y Marian Osácar como directora, “siempre en buena sintonía con todo el mundo, en buena colaboración y con buenos resultados”. A la vista están los éxitos, y también el reconocimiento a una acción pública, de funcionarios y empleados públicos, como a él le gusta recordar y como así dejó de manifiesto cuando recogió en Madrid junto con Osácar el premio Max a la Contribución a las Artes Escénicas en el año 2016 concedido a Feten. Este mismo año le tocó recoger el “Oh!” de honor de esta edición de los galardones teatrales, otro punto de inflexión y para el orgullo de quien se define esencialmente como discreto y hasta un punto tímido.

Lejos de dos focos, Humberto es “un gran amante de su familia”, de su mujer Loli y de sus dos hijos: Javi y Manuel. Ellos son, más allá de las tablas y los escenarios, su mayor orgullo: dos chavales a los que hasta hace no muchos años llevaba de vacaciones en autocaravana por toda Europa, una de sus grandes pasiones de asueto estival.

Muchas veces viajaron para ejercer de espectadores de varias pruebas ciclistas, un deporte del que se confiesa muy aficionado. Una pasión que comparte con sus hijos, como también la afición por el fútbol, y como buen playu, del Sporting de Gijón de toda la vida.

Quizás por el efecto de Feten y su trabajo entregado hacia los niños, quienes bien lo tratan de cerca destacan que “está deseando tener nietos, y a buen seguro que será un abuelo fantástico junto con Loli”. De momento, ensaya con los nietos de sus hermanos, con quienes derrocha paciencia y buena mano. “Son su ojito derecho”.

Lector y consumidor habitual de productos culturales, le gusta también la buena mesa y la buena comida, aunque al parecer desde hace una temporada se ha entregado a la dieta sana, influido por uno de sus hijos, que es especialista en nutrición. El otro ha heredado, en cambio, su pasión por la educación y ejercer de profesor.

Es Humberto, en definitiva, un “buen tipo”, un trabajador que sin grandes aspavientos y con buen juicio ha conseguido hacer equipo, trabajar en armonía con él y hacerse un hueco por derecho propio en la maquinaria cultural de la ciudad. Feten acaba de bajar el telón de una edición complicada por la organización tras la pandemia pero que ha conseguido mantener su esencia: llevar las novedades de la escena para los más pequeños a todos los profesionales del sector y al público menudo.

Y como cada año desde hace 30, Humberto ha sido la “hormiguita” en la sombra velando por que entre bambalinas todo vaya sobre ruedas. De forma discreta y callada, que es como mejor entiende la forma de hacer las cosas.

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