La plaza Mayor comienza su particular recuperación económica con la inminente apertura de dos negocios. Uno de ellos es un viejo conocido, con dos décadas de historia a sus espaldas. Se trata de la Botica Indiana, que reabrirá sus puertas en junio en el mismo lugar (inicio de la calle San Bernardo) tras haber alcanzado su responsable, Ramiro González Vázquez, un acuerdo con los dueños para renovar el alquiler. En el otro, empezarán a trabajar dos “fichajes”: Laura de Pablos y Gaspar Cayarga, que regentan una conocida cadena regional de souvenirs y la firma de alimentación gourmet La Gijonesa, con la que se asentaran en el bajo donde antaño estaba una tienda especializada en los recuerdos y el azabache (entre las calles Acacia y Recoletas). “Estar en la plaza Mayor aporta mucha visibilidad”, afirma Cayarga.
Cuando la cafetería que regenta González Vázquez anunció allá por el mes de enero que bajaba la persiana, sus responsables recibieron una ola de cariño e incredulidad. Se ponía fin a una etapa de dos décadas de un bar al que acudían decenas de vecinos y turistas. La falta de un acuerdo entre los inquilinos y los dueños del inmueble fue la causa del cierre. Hubo un proyecto para instalar en ese lugar una cervecería, pero ahora ha quedado descartado ese proyecto. Se volverá a lo de antes.
“Estamos contentos de poder regresar donde siempre. Abriremos lo más pronto que podamos, en junio”, explica González Vázquez, que volverá a la carga casi a la vez que el verano y el calor. El hostelero se encuentra más pendiente ahora de tutelar la ambiciosa reforma del interior del establecimiento, donde desde hace días hay varios operarios trabajando. González Vázquez prefiere mantener en secreto los detalles de la reforma y de una reapertura que es muy esperada por sus fieles.
Quienes también están de obras son Laura de Pablos y Gaspar Cayarga. En la semana del 15 de junio, quieren inaugurar su tercera tienda de alimentación en la ciudad, tras las que ya tienen en las céntricas calles Covadonga y San Bernardo. Tienen otras tres en Cudillero. “La idea es aprovechar el tirón del turismo y el tiempo nos dirá si tenemos que dejar alguno de los establecimientos”, razona Cayarga, que contratará tres empleados para gestionar el nuevo negocio.
“La plaza Mayor aporta mucha visibilidad. No solo entre los turistas sino también entre los vecinos. Queremos aprovechar no solo el verano sino también las próximas navidades”, concreta. La reforma para la nueva tienda de alimentación también está en marcha desde hace varios días, donde trabajan varias personas. El negocio toma el relevo de una firma dedicada a los souvenirs y los productos artesanos que cerró hace varias semanas. Sus responsables gestionan ahora una marisquería en la calle Aguado.
Con la reapertura de La Botica Indiana y de La Gijonesa, la plaza Mayor vuelve a hacer pleno de ocupación y enfila el camino de la recuperación económica tras año y medio de pandemia. Con la llegada del calor y lo de los turistas, que, poco a poco, comienzan a llenar los hoteles de la ciudad, el corazón de la urbe quiere reverdecer viejos laureles tras los complicados meses del confinamiento y cierre perimetral.
