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Proteger el golfo de Vizcaya, “clave para el futuro de la pesca”, dicen los expertos en el Oceanográfico

Los científicos del simposio del organismo alertan de la necesidad de mediciones para “tomar decisiones correctoras”

Un barco de investigación marina.

El golfo de Vizcaya es “un área de concentración de centros de investigación y universidades públicas y privadas que contribuyen de forma notable al conocimiento del océano en todos sus ámbitos y áreas”. En este sentido, el congreso que ha albergado de forma virtual esta semana el Oceanográfico de Gijón, dirigido por Rafael González-Quirós, ha supuesto una gran reunión científica internacional necesaria para “la comprensión, el intercambio de ideas, técnicas, resultados y el conocimiento científico marino”, tal y como resumió ayer el oceanógrafo Javier Cristobo, uno de los organizadores del evento.

No en vano, la biodiversidad que atesora esta zona del Atlántico norte en todas sus variedades (genética, específica o ecosistémica) y en todos sus dominios y profundidades “es un recurso a proteger, como así lo demuestran y apoyan las comunicaciones presentadas”. Y a ello se suma que la protección de la biodiversidad, reconocida por organismos, convenios y tratados nacionales e internacionales “está en directa relación con la protección de los recursos pesqueros y marisqueros para una explotación sostenible y respetuosa con los ecosistemas marinos más vulnerables, pero que son esenciales para un mantenimiento de las poblaciones de especies explotadas”, alerta Cristobo tras varios días de debate.

Entre las conclusiones que han extraído a lo largo de esta semana de análisis, los investigadores de los océanos recalcan que la oceanografía en todas sus variantes precisa de instrumentos precisos para sus fines: “Hacen falta planes de monitorización estables como las series temporales y mediciones de las variables ambientales que muestren el estado de conservación y ayuden a tomar medidas correctoras”.

Durante estos días han participado en el congreso un total 125 científicos inscritos, con 457 investigadores participantes en 102 comunicaciones científicas en sus cuatro variedades , lo que demuestra, a juicio de Javier Cristobo, que “la ciudad de Gijón se merece que se vuelvan a celebrar este tipo de eventos”.

El científico Jean-Claude Sorbe, fallecido el pasado año, fue recordado y homenajeado en el simposio internacional por ser uno de los iniciadores del mismo y por dedicar su vida científica a la investigación del golfo de Vizcaya. Además Nuria Anadón, catedrática de Zoología de la Universidad de Oviedo, ha recibido la mención honorífica por toda una vida científica dedicada al estudio de la biodiversidad.

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