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Festival Metrópoli
Goyo Jiménez Cómico, ofrece un show este jueves en Metrópoli en El Bibio

“Los chistes han muerto, ahora se enseñan memes”

“No soy partidario de tener tanta responsabilidad con lo que dices como los cómicos americanos”

Goyo Jiménez.

Acaba de finalizar su intervención en el programa radiofónico de “Ondacero” de Carlos Alsina cuando Goyo Jiménez atiende la llamada de LA NUEVA ESPAÑA. “Uno quiere menos trabajo y más dinero por cada trabajo que haga, pero esa es la aspiración de todo el común de los mortales”, explica el humorista. Este jueves estará en el festival Metrópoli, con su show “Aiguantulivinamérica 2”, a las 22.00 horas en la plaza de toros de El Bibio. Llegará previa parada en Mieres, para visitar a la familia de su mujer. “Tocará una fartura de las buenas, en Asturias no se sabe comer minimalismo, ese concepto y gastronomía asturiana son antagónicos. Pararé para ver cómo están los perros de la gente de Mieres, que sabemos que allí todos tienen perro”, señala.

–Su show es la segunda parte del que lanzó hace tres lustros, para comparar la vida de los americanos con los españoles. ¿Son más fabulosos y glamurosos los yankis, o nos hemos igualado?

–Hemos ido a peor todos. Teníamos una imagen más bonita de los americanos, pero los últimos nos han sacado a la luz las pegas de lo groseros que somos todos. Pero hay que mirar a América siempre con esperanza.

–Deme un par de ejemplo de lo que más le impresiona de la vida de los americanos.

–La capacidad que tienen para comunicarse. Su forma de hablar y cómo dicen las cosas en cada frase. Te responden con preguntas, les preguntas si te apetece un whisky y te responden con la pregunta de si el Papa es católico. Y luego está el tema de los perros. El mío aquí hace cuatro cosas, se sientan o se levantan y poco más. Allí juegan al baloncesto y salvan a la granja cuando se quema. Es una demostración clara de que hasta los animales son mejores allí.

–¿Y cómo es la política?

–Los políticos españoles, con el sistema americano, tendrían aún más poder. Aquí calibramos si un ministerio vale más o menos. Allí hasta la Secretaría de Cultura tiene acceso a bombas nucleares y láseres y cosas así. Cualquier secretaría “mindundi” tiene más poder que un ministro en España.

–¿En Estados Unidos tienen más poder y se valoran y respeto más a los cómicos?

–Valorar seguro que sí. “Senfield” cobra 70 millones de dólares por su especial de comedia. Me hace gracia cuando escuchas que cobran tanto por un espectáculo… entonces pienso, ¿para qué hacen dos? En ese sentido no les envidio. Tener tanta responsabilidad en que lo digas vaya tanto a misa, no soy partidario. Lo que hacemos aquí es humor, y eso tiene que servir para entretener y divertir. Ni cuando opinamos tenemos más peso ni es más importante que lo que diga otra ciudadano.

–¿Le han ganado los meses la batalla a los chistes?

–Sí. Los chistes han muerto, la gente no se cuenta chistes en familia ahora, se enseña los memes, como por ejemplo del niño que se quema con el cocido… Nos movemos en tiempos muy rápidos, y para cuando quieres a contar un chiste ya ha cambiado la situación.

–¿Lo echa de menos?

–A mí siempre me ha gustado contar chistes, pero los raros. Nunca los comunes de la suegra o el cuñado, y sí los de juegos palabras y los más surrealistas. Los otros chistes son como las fajas, hemos llegado a unos tiempos en los que te sale más rentable adelgazar que ponerte faja.

–¿Cuál ha sido la situación más rocambolesca que le ha pasado por la calle?

–Una vez, trabajando para un programa de televisión, le preguntaba a la gente por el asesinato del general Prim. Y un chaval le pregunté sí sabía que había muerto ahí, dijo que sí, y al preguntarle quién había sido, me respondió los franquistas comunistas. Esa respuesta me hizo pensar, esto es lo que tenemos. Es el barro con el que tenemos que hacer alfarería.

–De no haber sido cómico, ¿a qué le hubiera gustado dedicarse?

–Ventrílocuo. Igual ya no está tan bien por los últimos acontecimientos. Pero posiblemente nos hubiera quedado un hueco, con nuevos muñecos, para sustituir a José Luis Moreno. La ventriloquía es un arte muy parecido al de la política, consiste en que tú manejas a alguien que quiere que digas lo que tú digas.

–Hablando de política en España, cambios en medio gobierno para empezar el verano, ¿es el mejor show?

–Está bien que se haya hecho antes del verano y no dejarlo para septiembre como los exámenes de recuperación. No es algo muy español, es como si estuviéramos cambiado. Por fin se ha hecho alguna cosa bien. Pero los americanos también son muy de dejarlo todo para el último momento, esa canasta en el último segundo, o batear el “homerun” definitivo el último instante también.

–Televisión, cine, monólogos y ahora también radio. ¿En qué registro se lo pasa mejor?

–Me lo pasaré siempre mejor encima del escenario. Es mi medio natural. Es el que me ha llevado a donde estoy, y el que nunca voy a abandonar. Y en la radio también disfruto mucho. Tengo la fortuna de trabajar en proyectos que me gustan, independientemente del medio.

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