Errores de concepto, argumentaciones sin soporte científico, toma de muestras deficiente, tratamiento tergiversado de los datos... Todo ello  genera que “la credibilidad de ese mal llamado informe sea nula”.  Eso es lo que ha encontrado Isabel Suárez-Ruiz, especialista del Incar y autora de un informe fechado en diciembre de 2020 sobre el origen del carbón en la playa de San Lorenzo que miraba hacia el puerto de El Musel, en el estudio –contrainforme lo denomina– realizado hace unos meses por Germán Flor y Félix Mateos para la Autoridad Portuaria que dice justo lo contrario: que el origen mayoritario del carbón que se posa cada cierto tiempo en la playa gijonesa proviene del Castillo de Salas.

La científica, de las más reconocidas en su especialidad a nivel nacional e internacional, dedicó esta mañana una hora a desmontar punto por punto el contrainforme pagado por el Puerto. Lo hizo en el salón de recepciones del Ayuntamiento acompañada del director del Incar, Fernando Rubiera, y del edil de Medio Ambiente, Aurelio Martín, que delicadamente reprochó al Puerto haber encargado un estudio para desmentir el inicial del Incar impulsado desde el Ayuntamiento. “Las administraciones no están para hacer contrainformes”, dijo.

Para la especialista del Instituto del Carbón el “contrainforme no tiene validez alguna y es rechazable” y aunque no quiso hablar de mala o buena fe en los autores sí consideró que el estudio tenía como objetivo llegar a unas conclusiones fijadas de antemano para desligar al Musel del problema en San Lorenzo. Una de las bases de la contundente crítica de Suárez-Ruiz es que Flor y Marcos no demuestran en ningún momento de su estudio que las muestras con las que han trabajo son del “Castillo de Salas”. De hecho, la cientifica demuestra que no lo son, que son muestras de carbones mezclados en el fondo de la bahía y que no se ha podido hacer, por tanto, una comparativa real entre carbones del barco hunido en 1986 y los carbones que se recogen ahora en la playa. Ese es el fallo de partida pero tras el llegan muchos más en las explicación de la científica. El Incar mantiene sus conclusiones de finales del año pasado tras un amplio estudio con más de 200 muestras.