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El Ateneo Obrero, joya cultural, cumple 140 años

La entidad, gran generadora de debates sociales, afronta el futuro con el ánimo de “recomponerse” tras el virus

Grupo de mujeres ateneístas en el siglo XX. Constantino Suárez

El Ateneo Obrero de Gijón cumple hoy 140 años como uno de los motores culturales de la ciudad. Fundado en 1881, clausurado tras la Guerra Civil y reabierto en 1981 gracias al esfuerzo de antiguos socios, una de las entidades que con mayor ahínco ha fomentado la participación y el debate en Gijón está de aniversario. Su actual presidente, Luis Pascual, asegura que el Ateneo se encuentra hoy en día “recomponiendo su normalidad” tras el virus. Pero que las perspectivas son buenas.

Grupo de mujeres ateneístas. | Constantino Suárez

De la historia del Ateneo, el secretario de la entidad, Leonardo Bosque, destaca “los primeros 50 años”. Durante el primer tercio del siglo XX, “Gijón no se puede entender sin el Ateneo Obrero”. Dice que la entidad, a través de varias sedes, conectaba a distintas clases sociales que “confluían”, fomentando la “colaboración, la confraternización y la armonía social”. “Usaba varios locales donde llegaron a dar conferencias Ortega y Gasset o Unamuno”, enfatiza.

Preguntado acerca de los orígenes del Ateneo, Leonardo Bosque indica que, “antiguamente, tenía una finalidad instructiva, de divulgación cultural y socialización”. No obstante, hoy en día la primera la cumplen los centros docentes, mientras que “la socialización no se lleva a cabo en este tipo de sociedades”. Por ello, remarca la actividad cultural de la entidad como su santo y seña. “Lo que queda en nosotros de los antiguos ateneos obreros son las actividades culturales”, afirma. En concreto, aquellas que desde la junta directiva se piensan útiles: “fotografía, exposiciones, presentaciones de libros, etcétera.” Luis Pascual desarrolla la idea: “En función de los intereses, se diversifican los ámbitos”. Siguiendo esta línea, en el Ateneo Obrero se pueden encontrar “secciones de ajedrez, de educación o de índole audiovisual”.

Antigua sede del Ateneo Obrero, en la calle Ezcurdia. | Constantino Suárez

Con motivo del aniversario, la entidad cultural no planea “nada novedoso”, según su presidente. Sin embargo, sí pretende comunicar a la ciudadanía que su labor continúa vigente, más que nunca. “No habrá ningún ciclo específico, pero sí recordaremos a la sociedad lo que fuimos y somos como asociación”, explica Pascual, que no adelanta acontecimientos. Aun así, la entidad continúa celebrando las sesiones “Acuerdos y Desacuerdos”, un ciclo de seminarios con los que se ambiciona que sectores como el de “las artes plásticas o la creación literaria, musical y audiovisual” manifiesten cómo de problemática es la situación a la que se enfrentan, con el fin de encontrar ideas que sirvan como solución.

Con respecto al futuro, Pascual tiene un deseo claro: implicar en mayor medida a los jóvenes. “Queremos intentar fomentar la participación de las nuevas generaciones”, expone. Consciente de que las personas de menor edad “se mueven mayormente en ámbitos diferentes a los del Ateneo”, Pascual no las pierde de vista. Todo lo contrario. “Son nuestro futuro y los queremos”, zanja.

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