La soprano pamplonesa Raquel Andueza es la directora de la Asociación de Grupos Españoles de Música Antigua, que reúne a 60 grupos de toda España y que eligió Gijón para la tercera edición de la Feria y Encuentros Internacionales de Música Antigua, que se celebró entre el 29 y el 31 de octubre pasados en el Centro de Cultura Antiguo Instituto, la Colegiata de San Juan Bautista, la Basílica del Sagrado Corazón y el Tendayu del Pueblo de Asturias. Se trata de una feria internacional itinerante que se hace cada dos años, para que sea un encuentro desde intérpretes, programadores, editores, musicólogos.
–Haga una valoración de esta edición.
–Estuvo marcada por una grandísima actividad. Vinieron más de 70 intérpretes y ponentes de conferencias de toda Europa y tuvimos una afluencia de público de entre 1.500 y 1.600 personas que venían a visitarla. Estuvieron todos los actos llenos y además con público de Gijón, no sólo los musicólogos y editores que visitan habitualmente la feria. También hubo talleres, como uno de danza histórica y de técnicas de postura dirigida a músicos y actores, exposiciones de instrumentos antiguos y de vestidos de época, entre otras actividades.
–¿Entre qué tipo de público cala la música antigua?
–Hay un poco de todo. Hay muchísima gente joven y de todos los estratos sociales, pero sí es verdad que es una música sobre la que a veces se tienen ciertos prejuicios si no se conoce. Lo digo porque no es una música tan elaborada, sino que es fácil de entender. Tiene armonías bastante sencillas, que han servido de base para mucha música pop contemporánea. La música antigua es la medieval, renacentista y barroca, desde los siglos VIII al XVIII, cuando empieza el clasicismo a partir de la muerte de Juan Sebastián Bach en 1.750. Pero a pesar de su antigüedad, la música antigua es mucho más parecida a la música actual de lo que uno cree.
–¿Dice que la música pop se puede inspirar en música antigua?
–Totalmente. Hay canciones de Mecano, por ejemplo, que puedo cantar sobre melodías barrocas del siglo XVII.
–¿Por ejemplo?
–La estructura de base de “Hijo de la luna” es una danza italiana del siglo XVII, que se llama “Passacaglia”, pasacalle. Entonces, la música barroca es una música que muchas veces gusta a mucha gente joven. En este sentido, la música antigua tiene un perfil más joven que igual la zarzuela o la música prerromántica, que no atraen tanto a los jóvenes, lamentablemente.
–¿Cómo fomentarla?
–Nosotros en la Feria tuvimos la ambición de llegar a todos los públicos. Tuvimos, por ejemplo, un concurso de dibujo infantil con bastantes niños que vinieron a dar los dibujos, con premios que les entregó el Concejal de Cultura. O la exhibición de instrumentos de viento antiguos en el Tendayu del Pueblo de Asturias, a la que acudieron un montón de niños y de gente joven.
–¿Cómo se fabrican los instrumentos de música antigua?
–Los fabrican luthieres, como el asturiano Alejandro de Antonio, copiando modelos de la época. Los violines, por ejemplo, eran un poco distintos, ahora tienen cuerdas de nylon y antes tenían cuerdas de tripa de oveja.
–¿Dado su carácter itinerante, la Feria tardará en volver a Asturias?
–Esperemos que no, porque es una tierra que nos ha acogido muy bien. El apoyo que hemos tenido por parte de la Fundación Municipal de Cultura y del Ayuntamiento de Gijón ha sido increíble. Aparte de la belleza de la ciudad, el atractivo de los programas y de los ponentes ha sido todo un éxito. Pero la esencia de esta feria es su carácter itinerante.
–¿Qué miembros de la asociación tienen en Asturias?
–Forma Antiqva y Elocuentia, dos grupos que son un buenísimo ejemplo de cómo está el nivel español de música antigua, son muy buenos.