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La fábrica universitaria de drones en el campus de Gijón

Un colectivo de estudiantes de la Politécnica impulsa el emprendimiento con la creación de robots aéreos: “Esto es mejor que aprender teoría”

Adrián Martín, Jorge Martín y Omar Ouldali, en el laboratorio donde se fabrican los drones. Marcos León

Detrás de la puerta del laboratorio hay unos cuantos caballetes que sostienen las tablas de tres mesas, uno o dos palets para sentarse y un logo grande en la pared: “Drone4Students”. Eso es lo que se ve. Lo que no, es lo grande de esta iniciativa: se trata de una asociación de alumnos de la Universidad, con sede en un laboratorio del campus de la Escuela Politécnica de Ingeniería (EPI) de Gijón. La entidad promueve la tecnología, la innovación y el trabajo en equipo. Y lo hace construyendo drones de la nada.

Jorge Martín trajina por el taller de “Drone4Students”. Es el presidente de la asociación. “Consideramos que estar haciendo esto es una oportunidad, nos gusta más tocar las cosas y verlas que aprender solo teoría en las aulas”, explica Martín. Él es estudiante de Ingeniería Electrónica. Y le acompañan dos compañeros: Omar Ouldali (Ingeniería Mecánica), secretario de “Drone4Students”, y Adrián Iglesias (Ingeniería en Tecnologías Industriales), uno de los socios de la entidad.

No están todos los que son, aunque el número de integrantes de la asociación se ha reducido en los últimos años por la crisis del covid-19. Esperan remontar. “En unas semanas, celebraremos las Jornadas Drones EPI”, explicaron. Un encuentro que incluye talleres para crear un dron desde cero.

Con motivo de esta próxima cita, los estudiantes recibieron ayer la visita del director de la EPI, Juan Carlos Campo, y el concejal de promoción Económica y Empleo del Ayuntamiento de Gijón, Santos Tejón. Se interesaron, sobre todo, en las distintas etapas que siguen los para la construcción de drones: desde la impresión de piezas con su impresora 3D hasta la programación de un vuelo perfecto, pasando por el montaje y la búsqueda de materiales alternativos para abaratar costes. Para uno de sus drones más vistosos, reutilizaron botellas de sidra.

“En estas actividades se concentra alumnado con un perfil activo y emprendedor. Son actividades que, además del componente social, tienen una vertiente formativa. Son un caladera para empresas interesadas en la búsqueda de talento”, afirmó Juan Carlos Campo. O para emprender, según el edil de Empleo: “Apostamos por iniciativas como esta, a través de Gijón Impulsa, porque pueden ser un detonante para la creación de empresas”. Alguna idea ya tienen los chavales, pero es tan innovadora que prefieren no decirla.

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