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Gema Gordillo vista por Mortiner.

Gema Gordillo, nueva directora de la Casa de Gestantes de La Guía: Fortaleza con hábito y chile

Mexicana, apasionada de la música y el picante, sintió la vocación cuando era peluquera y ha recalado en Gijón tras pasar por varios países

“La providencia de Dios no falta nunca a quien se abandona en sus brazos”. Esta frase de la madre Petra de San José, fundadora de la congregación de las Madres de los Desamparados y San José de la Montaña, impulsora de la construcción del Real Santuario de San José de la Montaña (Barcelona) y beatificada por el papa Juan Pablo II, es fuente de inspiración desde el siglo XIX para todas aquellas jóvenes que por pura vocación deciden entregar su vida a los demás. Una hoja de ruta que está pintada en uno de los muros de la Casa para Madres Gestantes de La Guía y que cada mañana contempla la madre Gema Gordillo, la monja mexicana que desde hace tres meses dirige este centro ubicado en la calle Profesor Pérez Pimentel para dar cobertura a ocho mujeres embarazadas o que acaban de dar a luz, en situación vulnerable, sin trabajo ni apoyos familiares. Coinciden quienes la conocen en que su carácter “noble, cariñoso y cercano”, además de un amplio bagaje por todo el mundo, la convierten en inmejorable bastón de apoyo para todas esas chicas que buscan una segunda oportunidad junto a sus retoños.

La vida de Gema del Rosario Gordillo Brito comenzó en noviembre de 1976 en la ciudad mexicana de Oxaca como la de cualquier muchacha se su edad. Era la mayor de tres hermanos, única mujer, y completó con solvencia los estudios obligatorios antes de especializarse en peluquería. Tenía clientela fija, destacaba por su destreza con las tijeras y los peinados y una vida perfectamente encarrilada que, de pronto, cambió por completo cuando sopló las velas de los veinte años.

Una amiga de juventud de la madre Gema había sentido la llamada de la fe y quería comenzar a dar sus primeros pasos junto a las Madres de los Desamparados, pero sus padres no veían claro que viajase sola hasta el Distrito Federal, por lo que solo le dieron permiso bajo la condición de que su compañera Gema fuera con ella. Fruto de esos encuentros y esas convivencias entre jóvenes con las mismas inquietudes, la madre Gema también escuchó esa llamada de Dios a la que se entregó sin reservas y para siempre. Su madre era más reticente a la idea, pero que cuentan que su padre, Nicolás, siempre le brindó su apoyo. Los primeros pasos dentro de la congregación, tras el primer contacto en Ciudad de México, la llevaron a la casa de las Madres de los Desamparados en Sabaneta, Medellín, Colombia. Dos años de noviciado desembocaron en un hogar para niños en Tacubaya, México, donde la madre Gema estuvo siete años. “Es una persona sencilla, muy buena y siempre disponible para estar al servicio de los demás”, defienden sus allegadas.

Ilustración realizada por Mortiner.

Esa forma de ser de la madre Gema la han comprobado niños y adultos a lo largo de toda su trayectoria, que la ha llevado a otros frentes de trabajo en Puerto Rico, con adolescentes en situación vulnerable, y en Nueva York, donde tendió la mano a mujeres emigrantes, también en situación de riesgo. Su llegada a Europa fue por Madrid, en la residencia universitaria del Sagrado Corazón. Y hace tres meses que la congregación le encomendó continuar la labor de la madre Angustias en la casa de La Guía, donde desde el 25 de marzo de 2013 se han atendido a 160 mujeres.

En Gijón está ahora inmersa en la preparación de la gala benéfica que el próximo día 3 de diciembre se celebrará en el Hotel Abba y que contará con las actuaciones de Cynthia Zebaze, conocida popularmente como “Samia”, antigua residente de la Casa, y el grupo “La última movida”, además de una rifa de productos. Y todo con el objetivo de recaudar fondos que ayuden a colaborar con la obra llevada a cabo en esta vivienda de La Guía que ha recibido con los brazos abiertos a su nueva directora, una apasionada de la música, los paseos y la comida picante. “A todo le echa chile”, bromean sus conocidas, que confirman que la tierra le tira mucho y respira las cultura mexicana por los cuatro costados.

En apenas unos días, Gema Gordillo se había logrado convertir en una auténtica madre para las mujeres que residen en la casa. Su trabajo infatigable, su mando tendida constantemente y su empatía, siempre en pro de la vida y de las segundas oportunidades, le ha servido para ganarse el cariño y respeto de todas esas madres gestantes. Tanto que no quieren separarse de ella. Y la mejor prueba es la colombiana Julieth Galeano, que este domingo salía de cuentas y no dudó en pedirle a la madre Gema que le apretara la mano en el alumbramiento de su primera hija, Marina. Ellas también se abandonan en sus brazos.

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