San Lorenzo está a rebosar de arena en pleno invierno, la época del año generalmente con menos sedimentos debido a los temporales. Estos altos niveles se pueden contemplar a simple vista, sobre todo, entre la desembocadura del río Piles y la caseta de Salvamento, donde apenas hay medio metro de altura desde el Muro hasta la playa. También en las rampas y en las escaleras, cuyos primeros tramos se encuentran prácticamente sepultados. Y se observa además en la zona de las duchas de la Escalerona, donde los depósitos acumulados obligan a los bañistas y surfistas a agacharse para poder usarlas con comodidad.
Uno de los usuarios era ayer Gonzalo Roces, un surfista de 48 años que es un habitual de San Lorenzo. Cuando no está en el agua “cazando” olas, este vecino del barrio de La Arena acude a la principal playa de la ciudad a pasear a sus perros. “Nunca vi tanta arena en la zona de las duchas de La Escalerona y eso que soy un asiduo. Se nota también mucho en la zona de la caseta de salvamento. La gente dirá que se debe al espigón de El Musel, pero creo que es simplemente la fuerza de la naturaleza”, analiza este gijonés.
Los expertos confirman el aumento progresivo del nivel de arena en San Lorenzo en el último mes y medio. Lo cuenta Germán Flor Blanco, profesor de Geología de la Universidad de Oviedo y experto en costas. “Está como en primavera. Lo normal es que haya una pérdida de arena en invierno y luego a partir de marzo y abril empiece a recuperarse”, explica el investigador, que señala que la playa ya se ha recuperado de los temporales de 2013 y de 2014, que la dejaron bajos mínimos. “Ha sido una recuperación progresiva, porque aunque hubo temporales que la hicieron perder arena no fueron tan fuertes como los de esos años”, remata.
A esta situación no queda más remedio que adaptarse, explican los paseantes. Genera ciertos inconvenientes, eso sí. Así lo entiende Ana Lorenzo, una mujer que ayer caminaba cerca de La Escalerona a sus perras “Sidra”, “Faba” y “Yerba”. “Ahora la playa está más plana, pero hay épocas en las que se forman desniveles y cuando la arena está blanda se hace incómodo pasear”, explica. Daniela Martín y Alicia Quintana, dos jóvenes de 18 años de paso en la ciudad, también dan su visión. “Sobre todo, a la hora de subir por las rampas puede haber riesgo de resbalar. Para la gente mayor puede ser peligroso”, aseveran. También hay quien cree que el nivel de arena sigue siendo muy bajo en comparación con décadas precedentes. “Hay menos de la que debería. Creo que es una cuestión del cambio climático. Antes, había mucha más”, remata Roberto Cobo, otro paseante.
El Ayuntamiento de Gijón tienen en marcha un estudio que desde hace un año realiza vuelos con dron sobre el arenal de San Lorenzo para estudiar en profundidad el movimiento de la arena. Desde el área de Medio Ambiente se optó por ampliar el estudio durante otros cuatro años para poder comparar la evolución del árido durante un lustro por periodos anuales.
