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La reforma de la Fábrica de Tabacos de Gijón se reactiva con un estudio del subsuelo y obras en 2023

El macroproyecto, que saldrá a licitación en un mes, pone en marcha nuevas labores arqueológicas e impermeabilizará parte del inmueble

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La reforma de Tabacalera se reactiva con un estudio del subsuelo y obras en 2023

Las máquinas volverán a entrar en Tabacalera, si todo va bien, hacia el verano de 2023. Los trámites para convertir la antigua Fábrica de Tabacos en la gran sede cultural de la ciudad empiezan a desbloquearse y se prevé que el mes que viene pueda salir a licitación el nuevo proyecto de obra que el gobierno local quiere dejar adjudicado en el último trimestre de este año. Hasta entonces, el derribo de uno de los edificios anexos al complejo y la puesta en marcha de un nuevo estudio hidrogeológico que aclare cómo circula el agua en el subsuelo copan las labores de un macroproyecto que marca ahora su apertura en 2027. “Llegamos al gobierno en 2019 con la obra parada y sin plan de usos, pero no hemos dejado de trabajar”, razona Miguel Barrero, director de la Fundación Municipal de Cultura.

Las labores en Tabacalera avanzan ahora por tres frentes. Recién derribado el inmueble casi en ruinas que presidía el entronque de las calles Escultor Sebastián Miranda con María Bandujo –que es el área sobre la que se prevé levantar uno de los dos nuevos edificios diseñados en el macroproyecto–, la finca está ahora en plena faena arqueológica. “Como casi cualquier cosa que se haga en Cimadevilla, el trámite de realizar sondeos para comprobar la ausencia de más vestigios arqueológicos es fundamental”, destaca Barrero. Quedan unas dos semanas más para que los técnicos, que hasta ahora solo han dado con una tégula romana –un trozo de tejado–, den el visto bueno a seguir con la obra. Cualquier hallazgo imprevisto obligaría a frenar este frente.

El segundo trámite en marcha en la adjudicación por contrato menor de un estudio hidrogeológico en la vieja fábrica que aclare la procedencia de algunas “humedades extrañas” que se dejan ver por el complejo. El informe, explica Barrero, busca aclarar si serán necesarias obras de drenaje en el suelo antes de acometer la reforma. El tercer y último avance tiene que ver con el segundo, y se concretará con la licitación, también por contrato menor, de labores de impermeabilización en el forjado norte, en la parte trasera del edificio.

La hoja de ruta que baraja el Ayuntamiento es licitar el mes que viene el proyecto de obra de Tabacalera, que incluirá tanto la reforma del edificio como la construcción de los dos inmuebles anexos reflejados en el plan de usos, y dejarlo adjudicado en el mes de octubre. Así, se calcula que los trámites que permitirán reactivar las labores de construcción a lo largo de 2023, previsiblemente de cara al verano. “Estuvimos un tiempo pensando en realizar simplemente un modificado del proyecto anterior, pero tuvimos que descartarlo. En 2020 presentamos el plan de usos y en 2021 hicimos el plan funcional, el de restauración y el de musealización del espacio. Eran cosas que había que hacer antes de ponerse a construir”, defiende el director de la Fundación, que aclara que la licitación apuesta por un proyecto “abierto” para que el equipo arquitectónico pueda ofrecer la solución técnica más idónea en un espacio que “tiene muchísimo potencial”.

Miguel Barrero, desde la primera planta y con el futuro recibidor al fondo.

Un ejemplo de esto es la antigua iglesia. Se ha derribado ya parcialmente el muro con el que en su época industrial se había tapiado la zona del altar, que se había destinado para albergar despachos. El resto de la iglesia era un almacén, y aunque sí está claro que esta parte del complejo se destinará a un espacio escénico, falta por aclarar cómo se representará la evolución del templo desde su época barroca en adelante. También quedan por definir algunos accesos. “En los pliegos estamos aclarando conceptos básicos, pero creemos que tiene más interés dejar algunas soluciones abiertas”, valora el director.

El único cambio respecto a ese plan de usos presentado a finales de 2020 es que se intercambiarán la residencia de creación prevista para la primera planta con los espacios de ensayos proyectados en la segunda, porque se comprobó que en el nivel superior el traslado de obras de gran envergadura, a través del montacargas, sería más sencillo. También parece que se caerá del proyecto la cafetería prevista para uno de los edificios anexos, porque se comprobó que el espacio útil del que se dispondría sería demasiado pequeño.

El edificio luce ahora con espacios diáfanos, vaciado ya de los muebles y material industrial que habían quedado abandonados tras el cierre de la fábrica, e ilustra un esquema vivo de la historia de Gijón, desde el pozo romano hallado en 2008, pasando por el antiguo convento de las Agustinas Recoletas y llegando hasta la antigua fábrica que dio trabajo a miles de gijoneses.

Casi cualquier rincón que se mire tiene un pedazo de historia de la ciudad. Destaca especialmente la iglesia, que se había usado como almacén en la época industrial, y que aún muestra en sus cúpulas nombres de obreros que quisieron inmortalizarse dejando sus firmas, una tarea entonces más sencilla porque el templo tenía sacos de tabaco que se apilaban hasta el techo. Una de las firmas más visibles está datada en mayo de 1887.

Tabacalera, a juicio de Barrero, es “uno de los edificios más importantes de la ciudad”, pero también uno de los más ocultos y, resalta, con una historia marcada por el acento femenino. “Tanto en la época de convento, con las religiosas, como en la de la fábrica, con las cigarreras, la historia del edificio estuvo muy vinculada a las mujeres de Gijón pero de espaldas al resto de la ciudadanía. La mayoría jamás lo llegó a ver por dentro”, razona Barrero.

La vieja fábrica se podrá visitar en primavera por sus 200 años


Aunque falta aún algo más de un año para que las obras de Tabacalera aceleren, los gijoneses podrán pasear por la antigua Fábrica de Tabacos mucho antes. Enmarcado en el doble aniversario que este año cumple la que fue una pieza clave de la industria local –abrió en 1822, inicialmente en lo que hoy es el colegio Santo Ángel, y cerró en su sede actual el pasado 2002–, el gobierno local organizará para esta primavera su apertura al público con un circuito provisional de visitas en la planta baja del edificio. La iniciativa, según explica el responsable de la Fundación Municipal de Cultura, Miguel Barrero, servirá también para “justificar” a la ciudadanía lo que entiende que, visto desde fuera, pueda parecer un parón en la transformación del enclave como el gran espacio cultural de la ciudad. “De puertas para fuera es verdad que los cambios visibles son pocos, pero el interior luce ya con todos los espacios diáfanos y, administrativamente, se han hecho muchos avances”, razona.

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