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“Los Mazcaraos”, unos trotamundos con ritmo

La charanga, creada durante el confinamiento, tiene su sede en Moreda pero toca en El Coto y ensaya en Cenero

La charanga “Los Mazcaraos”, en la nave de Pinzales en la que ensaya. | Juan Plaza

Durante el confinamiento hubo a quien le dio por hacer bizcochos y a otros por dar toques con rollos de papel higiénico. A otros, entre conversaciones por Zoom, por crear una charanga. A este segundo y selecto grupo pertenecen el medio centenar de personas que componen “Los Mazcaraos”, la charanga que surgió durante la pandemia, en pleno primer confinamiento, y que ahora se ha vuelto un poco trotamundos del concejo gijonés. Tienen su sede en el barrio de Moreda, pero es raro verlos actuar en El Coto o en Pumarín. Y, de un tiempo a esta parte, han hecho de una nave en Pinzales, en la parroquia de Cenero, su cuartel general de ensayos. “Sí que nos movemos bastante. Tenemos un chaval, Manuel Alonso, que viene de Felechosa”, relata Mario Pandiello, el tesorero de esta agrupación que debuta en el Antroxu.

El grupo es, desde luego, joven. Cuenta Pandiello que por encima de los 30 son pocos. “Siete u ocho, como mucho”, explica. El resto o son veinteañeros o son niños. Savia nueva para el veterano carnaval gijonés. Lo de andar para aquí y para allá se lo toman con filosofía. “Fuimos recopilando sitios donde nos iban echando un cable y así logramos salir adelante”, explica Pandiello. Y es que, aunque debutan, no son para nada nuevos en esto de actuar. Han tenido varias actuaciones en El Coto, donde repiten este mismo fin de semana. Y también han animado el colegio Pumarín, lo que antaño era el Elisburu.

Las perspectivas para el Antroxu son las mejores que se podrían desear. O sea, pasarlo en grande. “Los Mazcaraos” son folixeros como los que más. “Con salir ya lo tenemos todo logrado. Queremos disfrutar. Disfrutar mucho. Pasarlo bien e ir de fiesta en fiesta”, asegura Pandiello. “Queremos andar todos los carnavales que sean posibles”, remata. La presidenta de esta charanga se llama Cristina Pérez. E instrumentalmente se pirran por la percusión. No les faltan el repenique, la caja y el xurdo. La explicación de Pandiello a este instrumento no tiene precio. “Es como el bombo de Manolo, el del bombo, solo que se toca con dos mazas. Es un poco más moderno”, sintetiza, con tono experto.

Respecto a la actuación en el teatro Jovellanos, no lo niega Pandiello, hay unos pocos de nervios. Normal en estos casos. Al fin y al cabo, no es lo mismo decir que de crear una charanga entre partida y partida de ordenador que finalmente hacerlo y tener que actuar en uno de los principales teatros del Principado.

“Todo esto surgió haciendo videollamadas y tal. Sí que estamos nerviosos, pero ojo, unos más que otros”, cuenta, lozano, el tesorero de la charanga. Una charanga, la de “Los Mazcaraos” que surgió del confinamiento, que es un poco trotamundos, que quiere ir de fiesta en fiesta y que ha venido al Antroxu gijonés para quedarse. Para ello prometen dar mucha batalla, siempre de buen rollo, y folixear todo lo que se pueda durante estos próximos días de carnaval.

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