Pote asturiano y lacón para que los menos favorecidos puedan celebrar también el Antroxu. Este fue el menú elaborado ayer por la Cocina Económica que, como ya viene siendo habitual, prepara recetas más elaboradas en fechas señaladas como gesto a los usuarios en riesgo de exclusión que suelen acudir al recinto para poder comer. El menú de Antroxu, financiado de nuevo este año por la delegación local de Otea, se calculó para servir a unos 230 usuarios más para quienes duermen en el propio recinto, así que Otea envió provisiones para casi 300 personas. Luis Torres, responsable del recurso, explicó que la demanda al servicio sigue alta, con unas 630 comidas diarias. “Es algo más que otros años, pero la situación en la Cocina está bien porque así lo quiere el pueblo de Gijón. Si no nos ayudasen, no subsistiríamos. Y siempre se nos ha ayudado”, agradeció.
Esther Garrido, cocinera, explicó que el menú siempre se hace con pequeñas variaciones para respetar las costumbres de los usuarios. “El pote asturiano es lo básico, pero para el segundo plato hacemos algo de variedad. Esta vez hemos hecho lacón, que es el plato asturiano, pero también menús especiales con pollo y carne guisada. Siempre recordamos que hay gente que no come cerdo”, explicó. A su juicio, los menús especiales de Antroxu y Navidad para los usuarios de la Cocina Económica son ya una tradición que el personal afronta “año a año con cada vez más ganas” por la ilusión que ven en los usuarios.
Torres, por su parte, añadió que las restricciones de la pandemia ya se están flexibilizando y que ahora ya pueden servir comidas presencialmente. A raíz del covid, la Cocina se vio en serios apuros para mantener el servicio por los límites de aforo, y acabaron gastando un dinero extra para poder entregar al comida en “tuppers” durante los meses más duros de la crisis sanitaria. “Ahora hemos creado un sistema un poco mixto. Servimos otra vez en el comedor, pero la mayoría viene a comer y se lleva una bolsa con comida para la noche. Y que puedan tener siempre su menú de Antroxu les permiten comer un día algo un poco más agradable que en un día normal. Pero el objetivo sigue siendo que nadie se quede nunca sin comer”, señaló. El responsable agradeció, por tanto, la colaboración de Otea, que donó todos los ingredientes que se necesitaban. “Nosotros damos lo que recibimos y tenemos la suerte de no parar nunca de recibir. Para este año tenemos 1,6 millones de euros y somos muy conscientes de que ese dinero cuesta mucho reunirlo. Estamos muy agradecidos a la ciudad”, aplaudió.
La hostelería, al alza
En este cierre de Antroxu, entiende Lara Martínez, gerente de Divertia, que la ciudad ha podido celebrar su primera fiesta “con cierta normalidad” tras el estallido de la pandemia. “También hemos tenido mucha suerte, porque nos ha acompañado el tiempo. Pero tras casi dos años de parón es evidente que la gente tenía ganas de volver a salir a la calle. Se ha visto actividad tanto con las charangas y la gente que suele participar en el Antroxu como con el resto de gijoneses. Las calles se ven a rebosar”, aseguró. Y, en ese ambiente festivo en la calle, la hostelería está recibiendo un salvavidas en el momento oportuno, según explicó Ángel Lorenzo, presidente de Otea en Gijón, porque para muchos miembros del sector los créditos que habían pedido en el confinamiento vencerán el mes que viene. “Los hoteles han tenido bastante ocupación, con algo más del 80 por cierto en reservas. Algunos hasta el 90 por ciento. Se nota que la gente tenía ganas de salir a la calle”, aclaró el responsable, que también agradeció las nuevas ayudas del Principado para el ocio nocturno: “Ahora que el coste energético casi se ha duplicado, eran muy necesarias”.