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La familia de Dacuña, sobre el asesino: “No puede estar suelto; si sale, volverá a hacerlo”

Las acusaciones destacan “la sangre fría” con la que actuó el reo para un crimen “inhumano”, mientras la Policía desmonta su última versión

Francisco Dacuña, hermano de Lorena Dacuña: "Queremos que se haga justicia y que esté encerrado; con su historial es un peligro"

Francisco Dacuña, hermano de Lorena Dacuña: "Queremos que se haga justicia y que esté encerrado; con su historial es un peligro" I. Peláez

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Francisco Dacuña, hermano de Lorena Dacuña: "Queremos que se haga justicia y que esté encerrado; con su historial es un peligro" I. Peláez

José Manuel Sánchez Merino, que ayer solo se negó a hablar de sus antecedentes por malos tratos (“solo estoy aquí para hablar del caso de Lorena, no de antes de mi vida”, dijo), se enfrentará este martes a los testimonios de la familia y amigos de su víctima, a los que dispensa varios descalificativos en esa carta que tanto aireó ayer. Una de esas personas es Francisco Dacuña, único hermano de la gijonesa asesinada, y que ayer acudió al Palacio de Justicia, aunque al ser testigo no podía entrar en sala. “Estamos esperanzados, pero muy nerviosos, dos años después pensé que lo pasaría mejor”, reconoció. Aboga porque le impongan los 25 años de prisión –de ahí que se frustrase el pacto– al entender que Sánchez Merino “es un maltratador que no puede andar suelto”. “Debe estar lo más posible encerrado, porque con su historial es un peligro y si sale volverá a hacerlo”, apuntó.

Francisco Dacuña estuvo arropado por su tía y varias amigas de Lorena, que también declararán hoy para relatar sus vivencias en torno a la víctima antes del crimen. Un asesinato que a ojos de la acusación particular, ejercida por la letrada Salomé Miranda, fue el colofón una relación sentimental de ocho años marcada por la violencia de género. “Estaba triste, consumida y alejada de su entorno, pero sacó fuerzas para cortar. Él no aceptó la ruptura y por eso acabó con su vida, con sangre fría”, apuntó la abogada a la hora de presentarse ayer al jurado popular, que quedó compuesto por tres hombres y seis mujeres tras dos horas de selección. Piden 25 años.

En la misma línea se pronunció la acusación popular que ejerce la asociación Abogadas para la Igualdad. “La mató porque consideraba que era un objeto de su propiedad y no asimiló perder el derecho de seguir dominándola. Y lo hizo aumentando el dolor de su víctima de forma inhumana”, describió Almudena López Alonso.

La Abogacía del Estado y la Fiscalía, que solicitan 20 años de cárcel, destacan la sangre fría con la que actuó Sánchez Merino, esperando a que Dacuña “no tuviera ni una opción de defensa”, como resaltó la fiscal, Marta Seijas. “No quería que tuviera otra pareja que no fuese él”, aportó la letrada del Estado.

Familiares y amigas de Lorena Dacuña, ayer. | Ángel González

Hechas las presentaciones, y pidiendo al jurado que aplicara el “sentido común”, empezó la declaración de José Manuel Sánchez Merino, que trató de convencer al jurado de que “no era su intención” hacerle daño a la que fue su novia, deslizando que recordar los hechos le hacía sentirse “muy mal y muy arrepentido”. Incluso, intentó conmoverles al final de su testimonio, relatando los primeros días en la cárcel, donde contó con un preso de confianza porque llegó “muy mal”. “Me perdonaba la vída todos los días”, pronunció muy sereno gracias a las preguntas que le brindó su abogada, Gemma López Sánchez. La letrada, conviene recordar, cogió el caso hace apenas unos meses.

Acto seguido dio comienzo la declaración de agentes de la Policía Nacional implicados en el caso. La entonces jefa de la Unidad de Familia y Mujer (Ufam), recordó la actitud colaboradora de Sánchez Merino tras ser detenido en su piso de la calle San Luis, donde se escondió tras el crimen durante cuatro días. “Colaboró y fue coherente en su relato cronológico y con detalle suficiente”, aportó la agente. También hablaron los agentes que le detuvieron, apuntando que le escucharon decir que “tenía previsto entregarse, pero que no quería ir de día a Comisaría”. Otro de los policías nacionales, que acudió al piso de la calle Callao para hablar con los vecinos, reconoció que ninguno de ellos le mencionó que hubiesen escuchado gristo bajando escaleras, tan solo un golpe y algún grito, lo que pondría en duda toda la versión última de Sánchez Merino sobre que Lorena Dacuña tuvo tiempo de cerrar la puerta.

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