El Antiguo Instituto acogió ayer una charla de Héctor Blanco, titulada “Arqueología urbana y patrimonio bélico en Xixón: la fortificación carlista (1836-1867) y los refugios antiéreos”. “Son construcciones parcialmente conocidas”, recalcó el historiador y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, que ahondó en dos obras esenciales, la fortificación hecha durante la primera guerra carlista y los refugios antiaéreos de la Guerra Civil, el túnel de Cimadevilla y el de Begoña.

“Estamos pendiente de que el Ayuntamiento mueva ficha sobre la fortificación carlista, con la petición que está cursada desde 2014 de realizar prospecciones en el ‘solarón’ para ver qué restos quedan del foso de esa fortificación”, indicó el historiador durante un coloquio enmarcado en la exposición dedicada al patrimonio arqueológico de la ciudad, que durante las últimas semanas ha ido abordando diferentes etapas. “Respecto al túnel de Begoña la idea es que se empiecen también los trabajos de prospección, es algo necesario”, subrayó.

En este caso se ha llegado a la época más reciente, una etapa posiblemente menos asociada al patrimonio. “La época contemporánea y la arqueología parece que no se pueden compaginar, que solo es cuando se habla de Egipto y cosas antiguas como la Edad de Piedra, pero sí lo hacen”, detalló Blanco. “La arqueología, como otras disciplinas, aborda temas históricos y cronológicos. Y en algunos casos, aunque sean restos muy recientes, precisan de ese tipo de intervención científica”, amplió.

“La arqueología tiene esa parte de misterio, de cosas que están ahí, pero están ocultas en el subsuelo”, reflexionó sobre las fortificaciones bélicas a las que se refirió durante su charla. Y para concluir, Héctor Blanco puso en valor el papel de Gijón respecto a otras ciudades en su patrimonio. “Estamos hablando de dos estructuras relevantes, la fortificación carlista por ejemplo no tiene comparación en esa época en otra parte de Asturias, y es muy relevante respecto a otras que se hicieron en el norte del país”.