Un plan específico regional para abordar de forma integral las enfermedades raras, implantar una formación universitaria de primer ciclo y no suprimir todos los contratos de refuerzo que trajo la pandemia de coronavirus. Estas fueron las tres grandes peticiones lanzadas ayer por el gremio de técnicos de laboratorio, que celebra hasta hoy en el recinto ferial de Gijón su gran congreso anual con casi 450 inscritos. Organizada por la Asociación Española de Técnicos de Laboratorio, el evento se centra este año en el abordaje de las enfermedades raras, un tipo de patologías de muy difícil diagnóstico. “Pese a ello, en niños se solía tardar entre 15 y 20 años y el diagnóstico ahora se logra, de media, en solo cinco. Pero necesitamos personal, y ahora ya están reduciendo nuestras plantillas, que se habían duplicado por la pandemia”, reclamó Juan Carlos Rodríguez, presidente de la asociación.
El congreso contó con la presencia de algunos de los principales expertos en el abordaje de patologías con muy baja prevalencia. La ponente inaugural de la jornada de ayer fue Encarna Guillén, de la Asociación Española de Genética Humana, que destacó cómo los avances científicos en el conocimiento del genoma humano abre ahora la puerta a nuevos tratamientos genéticos que se creían imposibles. La ciudad contó también con la visita de Juan Carrión, presidente de la Federación Española de Enfermedades Raras, que animó a las administraciones públicas a unificar sus criterios. “Hay 129 medicamentos autorizados, pero el sistema público de salud solo cuenta con 56, y varias regiones, entre ellas Asturias, aún no han empezado a diseñar una estrategia ni un plan de actuación para este tipo de enfermos. No puedo haber ciudadanos de primera y de segunda”, recordó. La región, añadió, cuenta con unos 74.000 usuarios con enfermedades raras.
En la cita participaron también el investigador Antonio Manuel Fueyo –que reivindicó la profesión de los técnicos–, la directora general de Cuidados, María Josefa Fernández –que alabó el trabajo del gremio durante la pandemia– y la alcaldesa Ana González, que alabó una profesión “poco visible, pero esencial”.
