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Flor Palacio Sánchez Jefa del servicio de Salvamento de Playas de Gijón

“El equipo de Salvamento de Gijón siempre ha sido una referencia en toda España”

“Las espumas que aparecen en determinados momentos es cuando hay mar batida, pero es algo natural; la calidad del agua ha mejorado”

Flor Palacio, en la central de Salvamento de la playa de San Lorenzo. | Ángel González

Por oposición y para suceder a su padre, Maximino, “Mino”, Palacio, Flor Palacio Sánchez tomó las riendas en 2002 del servicio de Salvamento de Playas de Gijón, uno de los más completos y preparados de toda España. En mayo comenzó la temporada de baños y desde junio la vigilancia es diaria en las playas urbanas. El día 15 se sumarán también los arenales rurales para encarar el verano de la vuelta a la normalidad.

–¿Cómo afrontan este verano tras dos años de pandemia?

–El primer verano de pandemia, con todas las restricciones, fue más duro. Ya el año pasado fue algo más liviano. Afortunadamente, ya parece que volvemos a la normalidad.

–Recientemente se hicieron pruebas de selección para una nueva bolsa de socorristas. ¿Cuesta completar la plantilla?

–Se hizo una bolsa inicial y luego otras de refuerzo porque se va moviendo mucho la gente y se va agotando la bolsa rápidamente. Por eso tenemos que ir siempre reforzando.

–¿Son complejas las pruebas para acceder al servicio?

–Tenemos una prueba física, que combina y se asemeja lo más posible a un rescate en la playa. Hay que correr 200 metros, nadar 75 metros, otros 15 metros con la vista al frente para que la víctima que vas a rescatar no la pierdas de vista, sumergirte y bucear diez metros, recoger el maniquí del fondo de la piscina y remolcarlo 25 metros. Luego, una prueba de RCP. Además, hay un examen teórico de conocimientos.

–¿Tienen buena fama?

–Gijón siempre ha sido una referencia en Asturias y en España. El Ayuntamiento se ha volcado en el socorrismo en las playas. Se ve en el número de efectivos y en las horas de prestación de servicios. Desde el 1 de junio hasta septiembre estamos de diez de la mañana a nueve de la noche en San Lorenzo. Y en Poniente y El Arbeyal cerramos a la ocho. No se está tanto tiempo en ningún otro sitio. Son muchas horas de servicio, mucha plantilla, además de todos los medios técnicos.

–¿Por ejemplo?

–Tenemos todo lo necesario para hacer cualquier tipo de emergencias y rescates. Hay una UVI móvil para el equipo médico, con base en la central de salvamento, para dar cobertura a todas las playas del concejo. No es muy habitual ver esas cosas en otros sitios.

–¿Es San Lorenzo la playa más compleja de Gijón?

–Sí. Es la playa más abierta. Poniente y El Arbeyal tienen casi todo el verano la bandera verde, pero San Lorenzo está condicionada por las mareas, el viento y cómo haya quedado el fondo, la lámina de arena, después del invierno. Es una playa muy dinámica. No son las mismas condiciones a las diez de la mañana en bajamar que seis horas más tarde en pleamar. Va cambiando a lo largo del día en función de mareas y de las condiciones de la mar.

–¿Son más pronunciadas ahora las pleamares y bajamares?

–No. Eso siempre pasó. Va con las fases lunares y hay mareas más vivas que otras. Con las mareas de la luna llena y nueva, van creciendo y luego menguando.

–¿Cuáles son las peores zonas?

–En San Lorenzo el agua que entra tiene que salir por algún sitio. Las corrientes de salida se suelen formar en la zona de San pedro, lo que llamamos la corriente de San Pedro, también en el centro y nos influye mucho la desembocadura del Piles. Hay días como hoy (por el jueves pasado) que la playa está preciosa con muchas zonas de baño, pero todo apunta que ya empieza a levantar la mar y la semana que viene (por esta) cambiará.

–¿El agua del mar está cada vez más limpia?

–La calidad del agua ha mejorado. Desde hace muchos años, el Ayuntamiento hace análisis semanales en doce puntos de las playas del concejo. El histórico está ahí. Son resultados muy buenos.

–Muchas veces aparecen espumas que generan alarma.

–Esa espuma llega solo en determinados momentos, cuando levanta la mar y hay una marea grande que baña zonas de la playa y de los pedreros que habitualmente no se bañan. Influye la rompiente, con las algas y lo que arrastra el fondo marino, hace que se cree una espuma, pero es lo que se conoce como la mar batida. Es como si batiésemos el agua, pero es algo natural y desaparece en cuanto cambian las condiciones.

–Los deportes náuticos están al alza. ¿Hay conflicto con bañistas?

–Cada uno tiene su zona acotada y hay buena convivencia, salvo casos puntuales. Sí que hay alguna queja, alguna vez, cuando restringimos un poco más la zona de baño, pero es por las condiciones del mar. Cuando empeoran, acotamos y buscamos la zona más segura.

–Este año hay mucha arena.

–Bastante. La arena se va moviendo de un lado a otro. Depende de cómo funcione el río por el invierno, de riadas y las marejadas.

–¿La meta es colgar el ramo en septiembre?

–Es el objetivo que nos marcamos siempre a principio de temporada, que no haya ningún accidente grave y colocar el ramo el 30 de septiembre, que llevamos desde 2019 sin poder hacerlo.

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