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Brenda Navarro Presentará «Ceniza en la boca» en la sección de literatura de América Latina

«El suicidio no es solo salud mental, es una cuestión filosófica que abre muchas aristas»

«Cuando un europeo de clase alta se mueve por el mundo se habla de movilidad; si son pobres, no se les considera parte de la sociedad»

Brenda Navarro.

Brenda Navarro (Ciudad de México, 1982) estrenará este jueves en la Feria del Libro de Gijón la nueva sección dedicada a la literatura de América Latina. La escritora, socióloga y economista mexicana presentará su nuevo trabajo, “Ceniza en la boca”, este jueves a las 17.15 horas, en la carpa 1 del certamen. Lo hará acompañada de Michelle Roche, con la que mantendrá una conversación.

–¿Qué se encuentra el lector en “Ceniza en la boca”?

–Es una historia en la que no solo estoy conectando con los lectores sobre las cosas que he percibido y me generan muchas preguntas del entorno que está viviendo la población migrante, sino las personas en general, en un mundo en el que hay mucha precarización y hay ciudadanías que no pueden ser ejercidas justamente por intereses económicos, que afectan de una vida tan directa a la vida de las familias, que creía necesario contar.

–Habla del suicidio. ¿Hay que visibilizar la salud mental?

–Para mí el suicidio no es solo salud mental. Es una cuestión filosófica que abre muchísimas aristas en temas que considero más de ética que de religión. Vivimos en estados que siguen teniendo los pensamientos y la forma de ver el mundo desde una forma bastante androcéntrica. Esto significa que actualmente nos están hablando de enfermedad mental, que no dudo que exista, y por supuesto tiene que tratarse por la sanidad pública. Pero creo que el suicidio va más allá de que una persona se sienta deprimida o enfermedad. Tiene que ver más con ese sentimiento de autonomía de una vida propia y de un deseo de una vida digna. Y quienes nos encuentran en sus condiciones económicas, políticas y sociales la forma de tener una vida como sus propios deseos lo requieren, vale la pena de hablar de otros conceptos.

–¿Cuáles?

–Como la eutanasia o la vulnerabilidad, que implica cuando la sociedad te dice que si no respondes a los patrones que se nos imponen, como es ser productivos, felices o responder a las necesidades en las sociedades en las que estamos incrustados, entonces estás mal, y que tiene que estar tutelados. Lo que lleva a que quitarle los derechos a las personas y olvidarse de que existe una autonomía es una reflexión que me interesa mucho más trasladar.

–También aborda la migración, con los “sueños rotos de una familia de emigrantes mexicanos”. ¿Solo nos acordamos de la migración cuando hay guerras o crisis?

–Trato el tema un poco más desde un sentido filosófico. Es una cosa que nos mueve como humanidad. Dudo que sea algo común, lo de los sueños rotos de una familia que emigra, porque llega a un estado en el que no te permiten ejercer ahí la ciudadanía, es el propio estado el que te rompe esos sueños. Y eso es realmente lo terrible.

–¿Por qué?

–No podemos olvidar que las personas migrantes no solo lo son cuando hay una situación como una guerra o crisis, sucede a diario en todo el mundo. Y lo que pasa es que desde Europa y el mundo anglosajón se ve de una manera muy distinta. Cuando una persona europea de clase alta se mueve por el mundo no se habla de emigración, sino movilidad, pero cuando los pobres o con más vulnerabilidades se mueven aparece un grave problema porque no se les considera parte de la sociedad general o la humanidad, y por ahí prende la idea de hablar de guerras o situaciones así. Y en el mundo europeo se premia a películas o fotografías en las que aparecen esas situaciones.

–En su libro plantea la pregunta de “qué vida merece la pena ser vivida”.

–Es un poco volver a esa idea de que ya estoy aquí, soy un ser biológico con una vida finita, me gusta o no lo que estoy viviendo, y necesito ese derecho como humanidad de si la quiero ejercer. Tiene que ver un poco como la narradora, protagonista de la historia, que por mucho que la sociedad la quiere meter dentro de los cánones, ella simplemente se detiene en ese dolor, con la pérdida de su hermano. Es muy relacionado con lo que hemos visto en pandemia, la humanidad no tiene capacidad de manejar duelos, porque tenemos que responder a necesidades económicas.

–La pandemia sirvió impulsar la lectura. ¿Se mantiene?

–Por el momento las estadísticas dicen que se mantiene. Lo que creo que existe es una serie de condiciones que hacen que la literatura se tenga la sensación de que es para persona con ciertas características. La mayoría de personas leen un montón, pero no lo que el mundo editorial está ofreciendo. Y ahí el problema no es de los lectores, sino de lo que ofrece el mundo editorial.

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