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Los agentes del ocio nocturno en Gijón: dos minutos en llegar a cualquier aviso

La colaboración con los vigilantes de los locales, clave para la Policía | Peleas y robos, principales incidentes de madrugada

Agentes de paisano, controlando la Ruta de los Vinos. Marcos León

Robos con fuerza, pequeños hurtos y peleas son los principales delitos a los que hacen frente cada noche los agentes del área de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional que patrullan las calles de Gijón, una ciudad que durante la época estival multiplica el número de personas y el de actividades ligadas al ocio. Están cada noche cinco coches con distintivos –los conocidos popularmente como los "zetas"– y un vehículo camuflado. "Trabajamos divididos en sectores por toda la ciudad, pero siempre se da apoyo en cuanto llega un aviso por radio", cuentan. "Porque nunca sabes si la intervención se puede complicar", matiza el subinspector J. A. B. A. durante las primeras horas de servicio en la madrugada del pasado viernes, en compañía de LA NUEVA ESPAÑA.

Son las diez de la noche y el subinspector (desde la comisaría de El Natahoyo también está a los mando un coordinador) va dando las últimas indicaciones a los agentes que se incorporan al turno. Se percibe el buen ambiente. Reina el compañerismo y los ánimos mutuos para iniciar el servicio. Lo hacen "de forma escalonada, para evitar que la ciudad quede desatendida". Además de interesarse por quienes han controlado policialmente la tarde (la del viernes tuvo bastante movimiento y algún que otro detenido), J. A. B. A. hace "un breafing", aunque "todos son agentes con experiencia y saben lo que tienen que hacer". Ahora, hay movimiento por fiestas en Ceares y también en la explanada de El Arbeyal, además de las zonas habituales de ocio nocturno: Cimadevilla, la Ruta de los Vinos, Fomento (tanto la calle Rodríguez San Pedro como en Marqués de San Esteban y Claudio Alvargonzález) y Gaspar García Laviana.

El agente L. A. D. F., a la izquierda, y el subinspector J. A. B. A., por la calle Begoña, de paisano. | M. L.

A esos seis vehículos que patrullan las calles –hay que contar también con la presencia de la Policía Local, con quienes colaboran cuando se precisa– se suman a veces los agentes la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), como ocurre en citas con más afluencia de personas. Metrópoli o la Semana Negra, por ejemplo. Pero este fin de semana son conscientes de que el festival de Llanera, el "Boombastic", ha restado ambiente. Lo confirman tanto el subinspector J. A. B. A. como su compañero, el agente L. A. D. F. en una primera vuelta por todas las zonas de la ciudad donde se espera movimiento. "También estamos pendientes de los polígonos industriales, donde pueden producirse robos con violencia. Igual que en establecimientos que están cerrados al público", coinciden los dos policías.

La noche empieza tranquila. Sin apenas llamadas por radio. Tan solo una persona ebria que deambula sin rumbo fijo por la calle Usandizaga. También escuchan por radio los avisos desde la centralita a otras demarcaciones, como Avilés. Están alerta por si llega un aviso: "El tiempo de reacción no llega a los dos minutos. Somos los primeros en llegar la mayoría de veces. Si es algo grave acudimos más coches, incluso a veces por precaución también". Pero saben que hasta que el reloj no marca las tres de la madrugada no empieza el jaleo normalmente. No obstante, "ahora ha bajado mucho el ocio nocturno". "Hace unos años casi no podías pasar por Rodríguez San Pedro en coche y ahora eso no se ve. Además, es cierto que la gente salió más fuerte cuando se quitó el confinamiento, pero ahora se ha vuelto a estabilizar", describen.

Los agentes del ocio nocturno: dos minutos en llegar a cualquier aviso

Son muchas las noches a sus espaldas y conocen a la perfección a todos los que estiran la juerga. Tienen controlados a los "autóctonos" que generan incidentes. Una información que comparten con los responsables de seguridad de los establecimientos hosteleros. "Nos llaman y controlan mucho. Hay colaboración fluida con todos ellos", reconoce J. A. B. A. poco antes de iniciar la ronda de saludo por todo Fomento. Ahora, es cierto, que en verano "es distinto" patrullar porque "vienen muchas personas de fuera". Además, hay un problema al alza, protagonizado especialmente por menores y adolescentes, que han perdido el respeto por la autoridad. Aunque la mala educación no entiende de edades. "Ahora hay más faltas de respeto de los chavales, pero también encontramos a muchos primos del comisario, de esos que te dicen soy amigo o familia de tu jefe y le voy a llamar; pero va con el trabajo", bromean los agentes.

Los agentes del ocio nocturno: dos minutos en llegar a cualquier aviso

Todos ellos tratan de garantizar la seguridad en las noches de Gijón y sofocar cualquier conato de incidente. A las malas, llegar pronto a cualquier hecho grave, aunque la madrugada del viernes se saldó "sin incidentes reseñables", destacan desde comisaría. "Está siendo un verano tranquilo", reconocen los agentes.

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