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Una medida que divide a comercios y vecinos

Algunos hosteleros acusan al Ayuntamiento de «falta de seriedad» por la medida y los peatones reclaman que haya «un criterio»

Javier Granda y Fernanda Rodríguez, ayer, durante su paseo por el Muro, llegando a la Escalerona. | Marcos León

El cierre al tráfico rodado en el «cascayu» durante los fines de semana de la Semana Grande anunciado ayer el Ayuntamiento no ha dejado indiferentes a comerciantes de la zona y a paseantes que frecuentan el Muro, que reclaman que se mantenga «un criterio». El gobierno local ha justificado la medida debido a la abundante afluencia de visitantes que se prevé en Gijón durante esas fechas, pero, por ejemplo, no convence al peatón Javier Granda, que vaticinó que esta decisión municipal «generará importantes problemas de movilidad en la ciudad». «Desde el punto de vista de la circulación rodada, dificultará el desarrollo del tráfico porque va a sobrecargar otras vías como la avenida de la Costa», razonó Granda, que también mencionó la «lógica» que posee la medida del Ayuntamiento «desde la perspectiva de los eventos festivos». «Son las dos vertientes del tema», agregó.

Más contundente se mostró Fernanda Rodríguez, que expresó su rechazo al cierre al tráfico en el «cascayu», que se producirá los días de las diez de la mañana del día 6 a las diez de la noche del día 7, y en mismo horario desde el día 13 al 15 de agosto. «No me gusta que se cierre, antes se vivía así», afirmó Rodríguez, que señaló su preferencia por la organización del Muro que había en el pasado. «Se paseaba y se circulaba, no había ningún problema», aseveró Fernanda Rodríguez, que reivindicó la necesidad de que el Ayuntamiento establezca un criterio estable en cuanto a la movilidad de la zona. «O una cosa o la otra, a veces no sé si puedo cruzar, si no puedo cruzar...», manifestó.

La división de opiniones es la nota predominante en el sector de los comerciantes de la zona, que esperan la llegada de la Semana Grande de la ciudad para comprobar la efectividad de la medida. Álex Bojor, de la tienda de regalos Ale-Hop, reflejó el optimismo con el que ha recibido la noticia. «Seguro que se notará la diferencia y que habrá bastante más gente de la habitual, teniendo en cuenta sobre todo que es la Semana Grande», indicó Bojor, que subrayó los beneficios que puede acarrear para el negocio la decisión de cortar el tráfico rodado en el «cascayu» solamente durante los fines de semana. «Nos viene fenomenal. Como no cerramos ningún día, podremos aprovechar y disfrutar de las ventajas de esos días», sostuvo Álex Bojor, al que no le desagrada que se cierre el «cascayu» si los motivos son adecuados. «Si es algo puntual...», matizó.

En una línea similar se expresó Brenda Fernández, responsable de la Sino Concept Store situada en el tramo de la calle Ezcurdia en el que solo hay un carril para el tráfico motorizado. Fernández mostró su deseo de que la medida municipal «no sea algo provisional». «Ahora vuelve a haber mucho lío sobre por dónde se circula y por dónde no», observó Brenda Fernández, que valoró la trascendencia de peatonalizar el carril. «Atraviesa la zona de más tránsito del paseo y debería ser peatonal de forma permanente», contó, además de insistir en la «buena idea» que supone clausurar el tráfico rodado en el «cascayu». «Ojalá sea todo peatonal, como estaba hasta hace apenas un mes», concluyó Fernández, no sin antes solicitar la necesidad de un mayor control en la velocidad de los vehículos que circulan por la zona.

No obstante, la determinación anunciada ayer por el concejal de Movilidad, Aurelio Martín, no ha sentado bien en otra buena parte del sector de comerciantes del Muro. Es el caso de Paula López, de la cafetería Drink Planet, que reflejó su disconformidad con la decisión del gobierno local al asegurar que es perjudicial «para el tráfico de personas y de coches y para el movimiento en los bares y comercios». López recalcó su desagrado con el hecho de que la medida de cerrar el «cascayu» se haya tomado en función de un evento puntual como la Semana Grande. «Me parece que implica falta de seriedad», manifestó Paula López, que acentuó su preferencia por la circulación habitual de tráfico rodado en el Muro. «Siempre fue así», argumentó la hostelera, que comentó que «ya hay bastante espacio para los peatones». «Ahora quieren dar más pero el paseo nunca se llena», explicó López, que añadió que «cuando se cerró totalmente el tráfico, nunca se vio llena de gente la zona para peatones». «Cabe todo», finalizó Paula López.

Un pensamiento que comparte Eduardo Fernández, del estanco La Playa, que hizo alusión a los eventos que acogió recientemente la ciudad y que no implicaron un cambio en el plan de movilidad del Muro. «Se celebraron el festival Tsunami y el festival aéreo, hubo muchísima gente y ningún problema», afirmó Fernández, que subrayó los inconvenientes que ocasionará el cierre al tráfico en el «cascayu» durante determinados días de la Semana Grande. «Cortar la circulación significará atascar otra vez Gijón», sostuvo el estanquero, que «no entiende» la decisión del gobierno municipal de cerrar el tráfico motorizado los fines de semana, «los días de más afluencia». Fernández insistió en la comparación con las festividades que albergó la ciudad, que no conllevaron novedades en el «cascayu». «Si no cortó el tráfico con esos festivales, que también hubo mucha gente, ¿por qué se va a cortar ahora?», reflexionó Eduardo Fernández, uno de los comerciantes del Muro en contra de la medida, que se estrenará este sábado. Una decisión que no pone de acuerdo al sector y cuyos efectos deberán comprobarse durante los cinco días de la Semana Grande decretados por el Ayuntamiento para cerrar el tráfico del «cascayu».

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