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Un gato doméstico ataca y pone en jaque varias horas a sus dueños

Los afectados y entidades felinas critican que el servicio de lacería desoyera sus llamadas: "Dijeron que le diéramos un sedante"

Se llama "Lucky". Es un gato doméstico de once años y hace dos días protagonizó una película de terror en una vivienda de la calle Grandas de Salime, en El Lauredal. El felino puso en jaque durante horas a su dueña y a su hija, a las que no solo atacó, sino que atemorizó de tal forma que se vieron obligadas a bajar a la calle y a pedir ayuda a un familiar. Éste, vestido con ropa de moto, logró encerrar al gato. Sin embargo, como sabe abrir puertas, tuvieron que aguantar el pomo por turnos durante horas, para evitar que se escapase. La situación se resolvió cuando intervino una asociación felina de la ciudad, ya de noche. Los voluntarios de este colectivo atraparon al gato con una red y devolvieron el control de la situación a sus dueños. La queja, compartida por colectivos animalistas, viene porque las víctimas aseguran que llamaron varias veces a la Policía Local para pedir el servicio del lacero municipal. "Dijeron que no era el protocolo, que le diéramos comida con sedante y esperásemos", denuncian.

La historia la califica el novio de la hija de la dueña de "Lucky" como "estrambótica". Fue él quien acudió con la ropa de la moto para tratar de resolver el asunto. La historia arrancó a las 15.00 horas, poco después de que la dueña del gato fuera a ver a su hija, que vive con un bull dog francés en El Lauredal. Los afectados explican que "Lucky", aunque arisco, nunca había sido agresivo hasta ahora. El animal perdió los papeles después de recibir una regañina por orinase sobre la cama de la otra mascota de la casa, el perro. "Se conoce que, al levantarle la voz, se volvió loco", explica el varón.

El ataque no fue asunto menor. Al verse amenazado, "Lucky" atacó a las dos mujeres en las piernas. Hubo arañazos y hasta mordiscos. Tras el primer ataque, el animal corrió a esconderse bajo la cama. Aprovecharon entonces las dos víctimas para cerrar la puerta de la habitación y marchar al médico. "Tenían mucha sangre y, además, los gatos tienen muchas bacterias en la boca así que fueron a por un antibiótico", relata el joven. La cosa no quedó ahí. Cuando volvieron a su casa, el horror de nuevo. "Lucky" sabe abrir puertas y las aguardaba, aún enfadado, en el pasillo.

Las dos mujeres no quisieron otro incidente y bajaron a la calle, a pedir ayuda. Es entonces cuando interviene el yerno. "Fui con la ropa de la moto, que es más dura. El gato estaba en la habitación y entré a cerrar la puerta, para que no saliera", comenta. Entre medias, llamaron a medio mundo. Veterinarios, bomberos, Guardia Civil y muchas veces a la Policía Local de Gijón para que fuera el lacero a reducir al gato. "No hicieron nada", afea el yerno. Este hombre también llamó a su padre, que es agente de Policía Local en Oviedo. Éste trató de mediar con los agentes gijoneses y llamó también al Albergue de esta ciudad. Fueron estos últimos los que contactaron con Portucat, la asociación felina que acabó por atrapar al animal. "Tuvimos que esperar sujetando por turnos el picaporte, para que no se volviera a salir el gato. Sé que es trambólico, pero fue así", finaliza esta persona.

La crítica la hacen los afectados y colectivos felinos de la ciudad, que ayer distribuyeron un comunicado desvelando la situación. "Se desconoce por qué el personal de lacería alega que no era su función cuando el pliego recoge que, si la Policía Local lo requiere, pueden intervenir ante circunstancias que puedan entrañar riesgos para personas que convivan con animales", describen. "Llevamos años denunciando que la Policía Local no atiende avisos por los gatos encontrados. Son los ciudadanos los que piden ayuda por redes", señalan. Mientras, "Lucky" pasó ayer la noche en una jaula, encerrado en el baño de su casa. "Le llevaremos al veterinario, a ver qué fue lo que le pasó. Nunca se había puesto así", finaliza esta familia, que se llevó un buen susto.

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